OPOSICIONISMO MILITANTE
OPOSICIONISMO MILITANTE
Un artículo
de Jorge Rachid
(Un
galimatías es un término usado para
describir un lenguaje complicado y casi sin sentido, embrollado, lenguaje
oscuro por la impropiedad de la frase o por la confusión de las ideas).
Se puede ser opositor, si de
eso se trata la democracia. Se puede ser desde el campo nacional y popular
porque se tiene diferencias metodológicas o conceptuales con la marcha del
gobierno. Se puede ser opositor desde concepciones liberales, conservadoras,
marxistas, socialdemócratas o cristianas. Pero ninguna de estas posiciones
debería atentar contra los intereses del país y de nuestro pueblo. Sin embargo
cuando se ataca en medio de la confrontación con Inglaterra a nuestro gobierno,
se están favoreciendo los planes imperiales y colonialistas y debilitando la
posición argentina en los foros internacionales. ¿Es ese el objetivo? Si es así que lo expliciten.
Ahora desde la oposición de
quienes fueron siempre parte del campo nacional sumarse al coro empresarial,
denostando la participación en las ganancias de los trabajadores estipulada en
el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, es casi un suicidio
histórico de su militancia y supuesto compromiso con los humildes, los
trabajadores y desposeídos, razón de ser del movimiento nacional. Lo mismo a
quienes critican el UNASUR como marco natural de la inserción argentina en el
mundo, desde nuestro espacio latinoamericano y con el objetivo de la Patria Grande.
¿Cómo harán para explicar a futuro una actitud sumisa como por ejemplo con el
enterrado ALCA, verdadero instrumento de dominación imperial, del cual nadie se
acuerda, pero que generó enfrentarla, en su momento una ráfaga violenta de
críticas opositoras?
El Movimiento Nacional
fortalecido por el peronismo desde mediados del siglo pasado, sigue siendo la herramienta necesaria de la
construcción del pensamiento y por ende del accionar político desde el cual nos
posicionamos para mirar y analizar el mundo y nuestro país. No es cualquier
mirada, ni el todo vale en función de procesos electorales, marcados por la
agenda partidocrática y manejada por la masa-media comunicacional, de acuerdo a
sus intereses y como verdadero eje de acumulación política. De ahí el vedetismo
político constante en las pantallas y los medios gráficos, siempre haciendo hincapié
en el individualismo, personificando las posiciones políticas antes que
fundamentarlas conceptualmente, colocando al candidato a modelar por sobre los
problemas reales, intentando forzar la agenda nacional, instalando temas que
sólo interesan a sus propios manejos de poder.
¿Quién recuerda ahora la
novela tejida alrededor del Banco Central y su necesaria –para la concepción monetarista
independencia, episodio jalonado durante meses, pero sin discutir la cuestión
de fondo, que es un banco al servicio del pueblo? Sin embargo las discusiones
vertebrales a la construcción estructural de la Argentina de los
próximos años desaparecen de los medios y los discursos opositores, que
rápidamente buscan nuevos ejes sobre los cuales soliviantar el margen de
maniobra del Gobierno nacional. Así es lo mismo un análisis de ADN en un
proceso judicial sobre identidad, que el enorme despliegue armado para defender
la democracia en Honduras. Siempre son torpezas políticas las realizadas desde
el gobierno, aunque la historia demuestre la falsedad de dichas afirmaciones.
El río tenía especial importancia en el
derecho romano porque a ningún general le estaba permitido cruzarlo con su
ejército en armas. A partir de 59 a. C., sirvió de frontera entre las provincias romanas y la Galia Cisalpina, para que
así Roma quedara protegida de amenazas militares internas.
La
noche del 11 al 12 de enero de 49 a. C. Julio César se detuvo un instante ante el Rubicón atormentado por las dudas:
cruzarlo significaba cometer una ilegalidad, convertirse en enemigo de la República e iniciar la guerra civil.
El hecho histórico alimenta
la imaginación de los futuros escenarios en nuestro país. Los medios de
comunicación intentando impedir la puesta en marcha de la Ley de Medios que enterró la
ley de la dictadura militar, aquella que impedía escuchar a nuestros máximos
exponente de la música nacional, pero no impedía a los propietarios de los
medios de quedarse con los negocios del país, amparados en el silencio de los
cementerios nocturnos, clandestinos y de cárceles llenas de militantes
nacionales.
Quien quiera cruzar el
Rubicón está en su derecho, pero también que sepa que está debilitando al
movimiento nacional, el actual o al futuro, porque es la Patria la que tiene destino
en éste proceso de reconstrucción de la presencia del Estado como ordenador
social, en un combate pleno contra el Mercado como signo excluyente de la
democracia limitada. Esa lucha por reconstruir lo “desconstruído” durante
décadas sólo se fortalece en la direccionalidad de un destino común como
Nación. La fragmentación, la lucha sectaria en el campo nacional y popular son
la antítesis de la respuesta que se debe dar en el marco de la Comunidad Organizada,
al conjunto del pueblo. Aún quienes están enfrentados con el gobierno deberían
entender las cuestiones estratégicas del país para fortalecer en la
divergencia, si se quiere, desde otra mirada, con otro concepto, pero
apuntalando el proceso de construcción de un nuevo paradigma, más humano, más
solidario, más soberano, más justo.
Nadie quiere volver a ser
auditado por los garantes del imperio tipo FMI y BM, todos queremos ampliar los
derechos, siempre el peronismo fue el que forzó los límites de la censura
social, incorporando nuevas leyes, promoviendo nuevos espacios. Hoy los
movimientos sociales surgidos al calor de las crisis, son nuevos actores
políticos, como en su momento fueron los trabajadores, antes los inmigrantes,
luego las mujeres. Desconocer esto es no incorporar la realidad al análisis y
mirar por el ojo de la cerradura. Hoy Latinoamérica es una realidad impensable
hace pocos años, por eso los llamados “golpes blancos” se suceden y en algunos
casos tienen éxito como en Honduras. De la firmeza del UNASUR y sus gobiernos
se impidieron los de Ecuador y Bolivia, propiciados por los virreyes de adentro
y el imperio de afuera. De ahí el reclamo necesario a las fuerzas nacionales y
populares. No confundir elecciones con conspiraciones es un ejercicio
permanente, para no quedar atrapado por la lógica golpista.
Los tiempos políticos los
determina el pueblo, el verdadero y único escritor de la historia. Estar al
servicio de los dilemas que enfrentamos para construir un modelo social y
productivo solidario, lleva necesariamente a la lucha de intereses, que no nos
puede confundir. Los consensos buscados por algunos personeros, son
claudicaciones históricas en el compromiso con el pueblo, donde siguen
acumulando poder quienes lo usufructuaron por décadas. Los fuegos artificiales
duran lo que duran en el firmamento, menos que una estrella fugaz, pero los
utilizan para que no sepamos que los caminos del futuro están abiertos, sin
atavismos ni condiciones, más allá de nuestras propias limitaciones como
militantes del campo nacional.
JORGE RACHID
jorgerachid2003@yahoo.com.ar
CABA, 13/ 10/ 2010
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