Con
la angustia que significa la injusta muerte de un joven, nos
solidarizamos con su familia y compañeros y execramos y repudiamos las
balas, vengan de donde vengan, como siempre hemos repudiado y condenado a
todas las patotas sindicales.
El 45% de los 30.000 desaparecidos fueron trabajadores. Muchos de ellos, señalados por las patotas sindicales.
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