LA OTAN por FIDEL
Reflexiones del compañero Fidel
La OTAN, gendarme mundial
Muchas personas sienten náuseas al escuchar el nombre de esa organización.
El
viernes 19 de noviembre de 2010 en Lisboa, Portugal, los 28 miembros de
esa belicosa institución, engendrada por Estados Unidos, decidieron
crear lo que con cinismo califican de "la nueva OTAN".
Esta
surgió después de la Segunda Guerra Mundial como instrumento de la
Guerra Fría desatada por el imperialismo contra la Unión Soviética, el
país que pagó con decenas de millones de vidas y una colosal destrucción
la victoria sobre el nazismo.
Contra
la URSS Estados Unidos movilizó, junto a una parte sana de la población
europea, a la extrema derecha y toda la escoria nazifascista de Europa,
llena de odio y dispuesta a sacar lasca de los errores cometidos por
los propios dirigentes de la URSS, tras la muerte de Lenin.
El
pueblo soviético, con enormes sacrificios, fue capaz de mantener la
paridad nuclear y apoyar la lucha de liberación nacional de numerosos
pueblos contra los esfuerzos de los Estados europeos por mantener el
sistema colonial impuesto por la fuerza a lo largo de siglos; Estados
que se aliaron en la posguerra al imperio yanki, quien asumió el mando
de la contrarrevolución en el mundo.
En
solo 10 días —menos de dos semanas—, la opinión mundial ha recibido
tres grandes e inolvidables lecciones: G-20, APEC y OTAN, en Seúl,
Yokohama y Lisboa, de modo que todas las personas honestas que sepan
leer y escribir, y cuyas mentes no hayan sido mutiladas por los reflejos
condicionados del aparato mediático del imperialismo, puedan tener una
idea real de los problemas que afectan hoy a la humanidad.
En
Lisboa no se pronunció una palabra capaz de transmitir esperanzas a
miles de millones de personas que sufren pobreza, subdesarrollo,
insuficiencia de alimentos, vivienda, salud, educación y empleo.
Por
el contrario, el engreído personaje que figura como jefe de la mafia
militar de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen declaró, en tono de fiurercito
nazi, que el "nuevo concepto estratégico" era para "actuar en cualquier
lugar del mundo". No en balde el gobierno de Turquía estuvo a punto de
vetar su nombramiento cuando Fogh Rasmussen —un neoliberal danés—, como
Primer Ministro de Dinamarca, usando el pretexto de la libertad de
prensa, defendió en abril de 2009 a los autores de graves ofensas al
profeta Mahoma, una figura respetada por todos los creyentes musulmanes.
No
pocos en el mundo recuerdan las estrechas relaciones de cooperación
entre el Gobierno de Dinamarca y los "invasores" nazis durante la
Segunda Guerra Mundial.
La
OTAN, ave de rapiña empollada en las faldas del imperio yanki, dotada
incluso de armas nucleares tácticas que pueden ser hasta varias veces
más destructivas que la que hizo desaparecer la ciudad de Hiroshima,
está comprometida por Estados Unidos en la guerra genocida de
Afganistán, más compleja todavía que la aventura de Kosovo y la guerra
contra Serbia, donde masacraron la ciudad de Belgrado y estuvieron a
punto de sufrir un desastre si el gobierno de aquel país se hubiese
mantenido firme, en vez de confiar en las instituciones de justicia
europea en La Haya.
La ingloriosa declaración de Lisboa, en uno de sus puntos afirma de forma vaga y abstracta:
"Apoyo
a la estabilidad regional, los valores democráticos, la seguridad y la
integración en el espacio euroatlántico en los Balcanes."
"La misión en Kosovo se orienta a una presencia menor y más flexible."
Ahora?
Tampoco
Rusia lo podrá olvidar tan fácilmente: el hecho real es que cuando
Yeltsin desintegró la URSS, Estados Unidos avanzó las fronteras de la
OTAN y sus bases de ataque nuclear al corazón de Rusia desde Europa y
Asia.
Esas nuevas instalaciones militares amenazaban también a la República Popular China y a otros países asiáticos.
Cuando
aquello ocurrió en 1991, cientos de SS-19, SS-20 y otras poderosas
armas soviéticas podían alcanzar en cuestión de minutos las bases
militares de Estados Unidos y la OTAN en Europa. Ningún Secretario
General de la OTAN se habría atrevido a hablar con la arrogancia de
Rasmussen.
El
primer acuerdo sobre limitación de armas nucleares fue suscrito en
fecha tan temprana como el 26 de mayo de 1972, entre el presidente de
Estados Unidos Richard Nixon y el Secretario General del Partido
Comunista de la Unión Soviética Leonid Brezhnev, con el objetivo de
limitar el número de misiles antibalísticos (Tratado ABM) y defender
ciertos puntos contra misiles con carga nuclear.
Brezhnev
y Carter firmaron en Viena nuevos acuerdos conocidos como SALT II en
1979, pero el Senado de Estados Unidos se negó a ratificar dichos
acuerdos.
El nuevo rearme promovido por Reagan, con la Iniciativa de Defensa Estratégica, puso fin a los acuerdos SALT.
El gasoducto de Siberia había sido volado ya por la CIA.
Un
nuevo acuerdo, en cambio, fue suscrito en 1991 entre Bush padre y
Gorbachov, cinco meses antes del colapso de la URSS. Al producirse tal
acontecimiento, el campo socialista ya no existía. Los países que el
Ejército Rojo había liberado de la ocupación nazi no fueron capaces
siquiera de mantener la independencia. Gobiernos derechistas que
accedieron al poder se pasaron con armas y bagajes a la OTAN, y cayeron
en manos de Estados Unidos. El de la RDA, que bajo la dirección de Erich
Honecker había realizado un gran esfuerzo, no pudo vencer la ofensiva
ideológica y consumista lanzada desde la misma capital ocupada por las
tropas occidentales.
Como dueño virtual del mundo, Estados Unidos incrementó su política aventurera y guerrerista.
Debido
a un proceso bien manipulado, la URSS se desintegró. El golpe de gracia
lo asestó Boris Yeltsin el 8 de diciembre de 1991 cuando, en su
condición de presidente de la Federación Rusa, declaró que la Unión
Soviética había dejado de existir. El día 25 de ese mismo mes y año, la
bandera roja de la hoz y el martillo fue arriada del Kremlin.
Un
tercer acuerdo sobre armas estratégicas fue firmado entonces entre
George H. W. Bush y Boris Yeltsin, el 3 de enero de 1993, que prohibía
el uso de los Misiles Balísticos Intercontinentales (ICBM por sus siglas
en inglés) de cabezas múltiples. Fue ratificado por el Senado de
Estados Unidos el 26 de enero de 1993, con un margen de votos de 87 a 4.
Rusia
heredaba la ciencia y la tecnología de la URSS —que a pesar de la
guerra y los enormes sacrificios fue capaz de equiparar su poder con el
inmenso y rico imperio yanki—, la victoria contra el fascismo, las
tradiciones, la cultura, y las glorias del pueblo ruso.
La
guerra de Serbia, un pueblo eslavo, había hincado duramente su colmillo
en la seguridad del pueblo ruso, algo que no podía darse el lujo de
ignorar ningún gobierno.
La
Duma rusa —indignada por la primera guerra de Iraq y la de Kosovo en la
que la OTAN masacró al pueblo serbio—, se negó a ratificar el START II y
no firmó dicho acuerdo hasta el año 2000, y en ese caso, para tratar de
salvar el tratado ABM que a los yankis para esa fecha no les interesaba
mantener.
Estados
Unidos trata de utilizar sus enormes recursos mediáticos para mantener,
engañar y confundir a la opinión pública mundial.
El
Gobierno de ese país atraviesa una etapa difícil como consecuencia de
sus aventuras bélicas. En la guerra de Afganistán están comprometidos
los países de la OTAN sin excepción alguna, y varios otros del mundo, a
cuyos pueblos resulta odiosa y repugnante la carnicería donde están
envueltos en mayor o menor grado países ricos e industrializados como
Japón y Australia, y otros del Tercer Mundo.
¿Cuál
es la esencia del acuerdo aprobado en abril de este año por Estados
Unidos y Rusia? Ambas partes se comprometen a reducir el número de
ojivas nucleares estratégicas a 1 550. De las ojivas nucleares de
Francia, Reino Unido e Israel, todas capaces de golpear a Rusia, no se
dice una palabra. De las armas nucleares tácticas, algunas de ellas con
mucho más poder que la que hizo desaparecer la ciudad de Hiroshima,
tampoco. No se menciona la capacidad destructiva y letal de numerosas
armas convencionales, las radioeléctricas y otros sistemas de armamentos
a los cuales Estados Unidos dedica su creciente presupuesto militar,
superior a los de todas las demás naciones del mundo juntas. Ambos
gobiernos conocen, y tal vez otros muchos de los que allí se reunieron,
que una tercera guerra mundial sería la última. ¿Qué tipo de ilusiones
se pueden hacer los miembros de la OTAN? ¿Cuál es la
tranquilidad que de esa reunión se deriva para la humanidad? ¿Qué
beneficio para los países del Tercer Mundo, e incluso para la economía
internacional, es posible esperar?
No
pueden siquiera ofrecer la esperanza de que la crisis económica mundial
sea superada, ni cuánto duraría esa mejoría. La deuda pública total de
Estados Unidos, no solo la del gobierno central, sino del resto de las
instituciones públicas y privadas de ese país, se eleva ya a una cifra
que iguala el PIB mundial del 2009, que ascendía a 58 millones de
millones de dólares. ¿Se han preguntado acaso los reunidos en Lisboa de
dónde salieron esos fabulosos recursos? Sencillamente, de la economía de
todos los demás pueblos del mundo, a los que Estados Unidos entregó
papeles convertidos en divisas que a lo largo de 40 años,
unilateralmente, dejaron de tener respaldo en oro y ahora el valor de
ese metal es 40 veces superior. Ese país aún dispone de poder de veto en
el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. ¿Por qué no se
discutió eso en Portugal?
La
esperanza de extraer de Afganistán las tropas de Estados Unidos, de la
OTAN y sus aliados, es idílica. Tendrán que abandonar ese país antes de
que derrotados entreguen el poder a la resistencia afgana. Los propios
aliados de Estados Unidos empiezan a reconocer ya que podrían
transcurrir decenas de años antes de finalizar esa guerra, ¿estará
dispuesta la OTAN a permanecer allí ese tiempo? ¿Lo permitirán los
propios ciudadanos de cada uno de los gobiernos allí reunidos? No
olvidar que un país de gran población, Pakistán, comparte una frontera
de origen colonial con Afganistán y un porcentaje no desdeñable de sus
habitantes.
No
critico a Medvedev, hace muy bien en tratar de limitar el número de
ojivas nucleares que apuntan contra su país. Barack Obama no puede
inventar justificación alguna. Sería risible imaginar que ese colosal y
costoso despliegue del escudo nuclear antimisil es para proteger a
Europa y a Rusia de los cohetes iraníes, procedentes de un país que no
posee siquiera un artefacto nuclear táctico. Eso ni en un librito de
historietas para niños se puede afirmar.
Obama
admitió ya que su promesa de retirar los soldados norteamericanos de
Afganistán podría dilatarse, y los impuestos a los contribuyentes más
ricos suspenderse en lo inmediato. Después del Premio Nobel habría que
concederle el premio al "mayor encantador de serpientes" que haya
existido nunca.
Tomando
en cuenta la autobiografía de W. Bush, convertida ya en "Best Sellers",
que algún redactor inteligente elaboró para él, ¿por qué no le hicieron
el honor de invitarlo a Lisboa? Con seguridad que la extrema derecha,
el "Tea Party" de Europa, estaría feliz.
Fidel Castro Ruz
Noviembre 21 de 2010
8 y 36 p.m.
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