M E M O R I A

A la Memoria de las monjas francesas

Alice Domon y Leonie Duquét
y a todos mis hermanos desaparecidos.







Porque la luz del tiempo no te apaga memoria
y tu tenaz destello alumbra tu osadía
es que me pienso lumbre en tu milagro
porque mi boca de espuma está tibia todavía.
Porque abrazo las espaldas de mi padre bueno
y sorbo en la copa de la misma mesa
el jornal del vino y sus momentos.
Porque voy por las iglesias
y no encuentro a Domon
ni el inmaculado rostro de Leonie Duquét



que rezaban por las lluviosas calles
con olivos en sus frías manos desveladas.
Porque tu claridad persiste memoria
en el sendero de las Madres del pañal llorado
pálido de tiempos implorados                                                                                                                 y testigo al verlas sonreir con dignidad
altivas
hermosas                                                                                                                                      esperando el marfil del viento izado por el pueblo.

Memoria
hurgando en los bolsillos de tu ropa
lo encuentro desgarrado
herido de metáforas
al poeta belicoso y tierno
a Jorge
-Santoro para quien no gozó su verso-
y todavía me asombra su porfía
cuando lo pienso en sus noches trasegadas
soñando patios de luciérnagas y meteoros.


En fin.
Mi homenaje es para vos memoria mía
porque no estilo el olvido del silencio.
Porque me aferro al límite grito de los míos
y salgo a caminar
a golpear ventanas
a calzarme la cúpula del viento
para que escuchen mi canto
"... que no es mi propio canto..."
que es el canto del obrero torturado                                                                                                    del beligerante artista perseguido
de estudiante duro que rendía
las condenadas materias de la dicha.
Del viejo y del joven militante
que no dormía nunca
porque hasta en sueños eran mundo nuevo
y comían de prisa para fundar primaveras.
Agradezco memoria tu porfía
porque gracias al permanente de tu voz
puedo saber que los buitres no han muerto en su veneno
y que puedo vivir con todos mis hermanos                                                                                       soñando como siempre hemos soñado.
Eso sí
vigilando... vigilando.

¡ Me entendiste bien memoria !
Con todos los hombres y mujeres
que dejaron una luz aquí
en el cristal de mi retina y por ventura
la osada utopía que hace posible la esperanza
después de la triste noche de la vida.



Oscar Sosa Ríos




Oscar Sosa Ríos

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