¡¡ARTIGAS VUELVE!!
¡ARTIGAS VUELVE!
PATRIA GRANDE Y JUSTICIA SOCIAL
29 de mayo de 2011
196 aniversario del Congreso de Oriente
El artiguismo fue, en la primera
década revolucionaria, el sueño nacional que más profundamente cuestionó tanto
la herencia colonial como el proyecto de las clases dominantes rioplatenses: se
proponía conquistar la independencia, pero no sin reparar la larga deuda social
con los desposeídos. Sólo los poderosos habían accedido a las “mercedes reales”
o “repartimientos” que otorgaba el virreinato. La palabra de Artigas es rotunda:
“...los
más infelices serán los más privilegiados. En consecuencia, los negros libres, los zambos de esta clase, los
indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suerte de
estancia, si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad y a la
de su provincia... Serán igualmente agraciadas las viudas pobres si tuvieren
hijos. Serán preferidos los casados a los americanos solteros, y éstos a
cualquier extranjero”.
Artigas fue el precursor y el más intransigente
partidario de la independencia nacional, frente a gobiernos vacilantes. En el
noroeste y Cuyo, Güemes, Belgrano y San Martín, y en oriente Artigas. Son
conocidas sus Instrucciones a los diputados orientales a la Asamblea Constituyente
de 1813: “Primeramente pedirán la
declaración de la independencia absoluta de estas colonias, que ellas están
absueltas de toda obligación de fidelidad a la corona de España, y familia de
los Borbones, y que toda conexión política entre ellas y el estado de España,
es y debe ser totalmente disuelta”.
Pero si se estaba fundando un régimen poscolonial, ¿se
intentaría una articulación más igualitaria entre las provincias o se confirmaría
la preeminencia de Buenos Aires sobre el interior?
Después de la muerte de Moreno y el desplazamiento
del oriental Joaquín Campana, Artigas enfrentó en soledad a fuerzas
gigantescas: el imperio esclavista de Brasil, el centralismo de Buenos Aires y
la insidiosa diplomacia británica. Pero el enemigo más difícil de vencer, y el
que finalmente lo venció, porque estaba adentro mismo de sus fuerzas propias,
era el espíritu oligarca. Los
doctorcitos con su ideologismo y los ricos de mirada corta, sacrificaron la grandeza
de la revolución al precio vil de sus privilegios. Artigas fue el bárbaro y la
amenaza a un nuevo orden tan injusto como el colonial.
El dilema artiguista era claro: revolución o
contrarrevolución.
Al gauchaje movilizado en la reconquista y la
defensa de Buenos Aires de las invasiones inglesas los movía algo más que
fervor patriótico: iban tras sus reivindicaciones sociales. A partir de
entonces, sin distinción de raza ni estamento, aquellos desposeídos preferidos
por Artigas estaban tiñendo con su sangre los escenarios de la emancipación
americana. ¿Serían algo más que carne de cañón para el encumbramiento de una
nueva clase dominante? ¿Tendrían a su regreso la porción de tierra que les pertenecía,
el respeto ciudadano que se habían ganado, la dignidad e igualdad por la que
habían peleado, el derecho a ejercer libremente su cultura, su tradición? Esa
era la creencia que llevó a miles de pobres a la guerra. ¿O sólo serían dueños
de su fuerza de trabajo, sin derechos sociales ni participación en las
decisiones políticas, al servicio de los privilegiados de siempre y nuevos
ricos empinándose otra vez sobre su
sacrificio?
A partir de estas interrogantes es que se comprende
la misión histórica que inspiró a Artigas, encarnación de lo plebeyo. Cuyanos
que poblaron los ejércitos sanmartinianos, altoperuanos que se rebelaron en las
“republiquetas”, orientales que protagonizaron la “redota”: de la
interpretación de sus esperanzas surgen los principios que van a regir en las
principales medidas de gobierno adoptadas por Artigas, cuya cumbre son los
logros alcanzados en el llamado Congreso de Oriente, que de modo irregular e
históricamente poco documentado, se sabe que sesionó en el Arroyo de la China,
actual Concepción del Uruguay, en la provincia de Entre Ríos.
A favor de la trascendencia de
la fecha del 29 de junio de 1815 debemos además advertir: en ese Congreso se
sentaron las bases de un pensamiento que dio origen a todos los movimientos
nacionales y populares, incluso a los que hoy imperan en la mayor parte de los
países que componen la Nación fragmentada de la América del Sur.
Implícito en todas las revoluciones americanas,
desde las asonadas hasta las guerrillas, de las insurrecciones campesinas a las
puebladas urbanas, la memoria de José Artigas, de su pueblo en armas y de los
caudillos que lo acompañaron, ha vivido en la intuición de los pueblos que
luchan por la igualdad, la libertad y la dignidad. Castro, Ortega, Chaves, Roussef, Humala, Correa, Morales,
Mugica y Cristina Kirchner, UNASUR, son herederos de esta tradición de Patria
Grande y Justicia Social.
Podemos afirmar así que
¡ARTIGAS VUELVE!, porque a pesar de más de un siglo de ocultamiento y
denigración, hoy su figura a cabalga por el continente americano, su Patria, la
que él no pudo ver.
29 de junio de
2011
Ernesto
Jauretche
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