LA CALLE



Volveré algún día a la calle que me contuvo una tarde de infinita soledad. Volveré a pesar de la tristeza de los edificios de mármol blanco, fríos, repetitivos como colmenas abandonadas, como nichos profanados por cuervos hambrientos de huesos.

Volveré para clavar la mirada en el asfalto caliente, en el cielo huérfano de pájaros, de nubes errantes, de arco iris. Para herir con mis pasos las veredas de una niñez lejana, cortar con mis manos las secas rosas de algún jardín y las hojas del viejo carolino.

Volveré para indagar en la cuna de los recuerdos, encontrarme con los abrazos que dejé tras el horizonte, desgarrar mi pecho vacío de universo y deshacerme en llanto en la misma esquina abandonada de primaveras y de besos.







DAVID LANUSCOU

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