EL CHE EN PUNTA DEL ESTE, UN RUBI, CINCO FRANJAS Y UNA ESTRELLA

Por Jorge Luis Ubertalli
Desde el 5 al 18 de agosto de 1961, cuando se reunió en Argentina durante cuatro horas con el entonces presidente Arturo Frondizi, Ernesto Che Guevara honró al Uruguay con su presencia, que se agigantó en la Quinta Sesión Plenaria del Consejo Económico y Social Interamericano llevado a cabo en la ciudad de Punta del Este. Ese 8 de agosto, enfundado en su uniforme verde olivo y delante de la bandera de Cuba, ya para siempre revolucionaria, el Che brindó un discurso que abundó en conceptos, historias, definiciones y datos sobre la existencia de la Revolución, las agresiones sufridas por el imperialismo, su carácter socialista y otras cuestiones que hicieron enfurecer a los norteamericanos y sus satélites, entre ellos los uniformados argentinos. En el momento en que el Che regresaba a sus tierras natales para explicar los alcances de la transformación cubana y proponer la mediación de Frondizi en cuanto a las relaciones entre EE.UU. y Cuba, conspiraciones y presiones varias se pusieron en marcha para obligar a Cuba a autosostenerse y ejercer la autodefensa. La OEA, verdadero ministerio de colonias de los yanquis en su “patio trasero”, y la Junta Interamericana de Defensa (JID), su brazo armado, puesto en marcha en 1942 para “defender militarmente al continente”, hicieron del aislamiento y al ataque integral a Cuba su accionar cotidiano.



Borrar el ejemplo cubano



Desde que los barbudos de Fidel, Camilo y el Che entraron a La Habana y Santiago de Cuba los primeros días de enero de 1959, y luego de que los norteamericanos, ya pasado un tiempo, vieran que la Revolución no era un mero golpe de Palacio ni una aventura que pudiera ser cooptada por el sistema, comenzaron a perseguirla y acosarla con el fin de liquidarla. Encuentros internacionales organizados por la OEA, la JID y otros engendros menores entre 1959 y 1961, intentaron por todos los medios de aislar a Cuba del concierto de naciones latinoamericanas, sus hermanas, con el remanido cuento de la “intervención comunista chino-soviética” en los asuntos latinoamericanos. Embargos a las exportaciones estadounidenses hacia Cuba, provocaciones varias, bloqueos abiertos y encubiertos, sabotajes a la producción azucarera, voladura de refinerías y buques que transportaban armas y mercancías y preparativos para la invasión a la isla estuvieron a la orden del día por cuenta y orden la la CIA y gusanos traidores que, huidos luego de la caida de la tiranía batistiana, se incorporaron a la Agencia. La Argentina de Arturo Frondizi, presidente aprisionado por militares golpistas que habían provocado la “revolución fusiladora”, civiles auspiciantes de horcas y cuchillos, obispos y cardenales reaccionarios y empresarios rapaces, también intervino en esta “guerra” anticubana, a través de la conspiración y la calumnia. A medida que Cuba profundizaba su revolución, y luego de la negativa de EE.UU. de refinar petróleo soviético que les había sido negado a los cubanos por el propio imperio del norte de América, los ataques se hicieron más furibundos. Argentina llegó a albergar en su embajada de La Habana al terrorista Luis Posada Carriles, quien salió de ella a principios de 1961 con salvoconducto hacia Miami, donde comenzó a intervenir en su sangriento periplo, que hasta ahora es recordado con sorna y cinismo por él mismo y sus acólitos.

En agosto de 1960, luego de la Reunión de Cancilleres de Santiago de Chile y en el marco de las agresiones a la isla revolucionaria, la Secretaría de Informaciones del Estado (SIDE) local, creada luego de la “revolución fusiladora” y jefeada por militares, incorporó a su organigrama el Departamento de Guerra Revolucionaria, y los Departamentos de Operaciones Psicológicas y Actividades Anticomunistas, engendrados un mes mas tarde de la fracasada invasión gusanoamericana a Cuba (Playa Girón), que duró del 15 al 19 de abril y fue auspiciada por la CIA y los gobiernos reaccionarios de la Nicaragua somocista, la Guatemala de aquellos que habían derrocado a Jacobo Arbenz y mercenarios varios.

El 3 de enero de 1961 EE.UU. había roto relaciones con Cuba, e intentaba arrastrar a sus ovejas del corral trasero hacia la misma posición. Frondizi, sin embargo, quiso mediar en el conflicto de Cuba con EE.UU. e instruyó a su ministro Del Carril para que sondeara en el Departamento de Estado si había posibilidad de negociaciones entre el Goliat del norte y el David de Nuestra América. El 27 de ese mismo mes, una misiva “secreta” de su embajador en Washington, Rivarola, al Canciller argentino, lo desanimó en su intento negociador: “Secretario Asistente Asuntos Latinoamericanos Mann( Thomas) manifestó a encargado de negocios Uruguay que Estados Unidos rechaza iniciativa mediación por considerar que conflicto está planteado entre Cuba y todos los Estados americanos atribuyendo actitud Ecuador al deseo de bloquear posible reunión de consulta y asegurar realización Conferencia Interamericana” (Archivo Frondizi-Biblioteca Nacional, caja 1625/26). Coherente con la posición de los norteamericanos, sobre todo los mas “duros”, el secretario de Marina local, almirante Gastón Clement, le enviaría a Frondizi el 14 de marzo de 1961, un mes antes de la invasión gusanoamericana fracasada de Playa Girón, un documento “secreto”, en donde cuestionaba a la Cancillería argentina la actitud de responder a una misiva de su par cubana respecto a una posible mediación de nuestro país para aliviar la tensión en el conflicto entre los yanquis y Cuba. Clement calificaba la actitud de la Cancillería argentina de “equivocada e inoportuna” y sostenía estar en total “desacuerdo con la línea política internacional que viene sosteniendo el actual gobierno argentino”. El cipayo marinero cuestionaba la “neutralidad” argentina ante la “penetración comunista en América, o de la tercera posición de una época superada: esta vez entre el gobierno comunista de Cuba y el occidental de EE.UU.” “… el problema de Cuba”- sostenía Clement- “ no puede ser reducido a una simple cuestión de carácter bilateral”. (Archivo Frondizi- Biblioteca Nacional, caja 1625/26)

Los cañones de la cipayería apuntaban a la jóven Revolución, que declararía su carácter socialista el 17 de abril de 1961 ante un gentío que había concurrido a velar, con sus fusiles en alto, a los caídos en Girón.



El Che en el paisito, y cruzando el charco



En el marco de la llegada del Che a estas tierras conosureñas, el imperialismo y sus agentes actuaban a fin de que no pudiera lograr su objetivo de ;- exponer las causas y logros de la revolución;- conseguir una mediación a fín de evitar una confrontación abierta con EE.UU., que ya se había lanzado a invadir la isla a través de los mercenarios derrotados en Playa Girón y ciego de Avila. Una misiva enviada el 1 de agosto al nazi Daniel Faleroni, ex colaborador de la revista antijudía y anticomunista “Clarinada” y confidente de Alemania Federal, por un tal Mario Mayito Suarez y Murias se constituyó en el botón de muestra de la calumnia y la provocación lanzadas contra Cuba, via Argentina. La misiva de Suarez y Murias, interceptada por la SIDE, “informaba” a Faleroni sobre una escuela de “terrorismo y sabotaje” existente en Cuba, de la cual era director un argentino. De acuerdo a esto, solicitaba a Faleroni que se comunicara con el oficial Alfredo B. de Castro, perteneciente a la División de Investigaciones de Partidos Antidemocráticos (DIPA), de la Policía Federal, quien vivía, según el emisor de la carta, en Ascasubi 834, Villa Sarmiento, Ramos Mejía, Provincia de Buenos Aires…( Archivo Frondizi- Biblioteca Nacional- Caja 1625/26). Al fín el Che llegó al Uruguay para participar en la Reunión del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES), organismo dependiente de la OEA que sesionó en el casino Nogaró de Punta del Este. Allí , dirigiéndose al secretario del Tesoro norteamericano, Douglas Dillon, atacó la denominada Alianza para el Progreso, cuya finalidad era desviar a los pueblos de Nuestra América del camino independiente y soberano que había trazado Cuba, en el marco del socialismo, haciendo hincapié en las realizaciones que la Revolución cubana había hecho a lo largo de dos años de transcurrida. Dos días después, el Che dio una conferencia de Prensa en el Hotel Playa, donde se hospedaba, en la cual participaron infinidad de periodistas de América, Europa y otras partes del mundo. Allí, respondiendo a un provocador que se había referido a Argentina como su “ex patria”, el Che le respondió: “Señor, tengo una patria mayor, porque es toda América latina, y usted no conoce esa clase de patria: Martí nació en Cuba y Martí es americano. Fidel nació en Cuba y Fidel es americano. Yo nací en Argentina, no reniego de mi patria de ninguna manera, tengo mi sustrato cultural de la Argentina, me siento también tan cubano como el que más y soy capaz de sentir en mí el hambre y el sufrimiento de cualquier pueblo de América, fundamentalmente, pero además de cualquier pueblo del mundo”. El 13 de agosto, luego de tomarse una foto con el presidente oriental Eduardo Víctor Haedo, el Che fue invitado por aquel a participar, como invitado de honor, a un asado con cuero. Al día siguiente comenzó a desarrollarse en Montevideo la Conferencia Popular Antiimperialista, conocida como Conferencia Paralela a la de Punta del Este, en la que participaron figuras como Salvador Allende y nuestro querido periodista Gregorio Selser, además de un sinfín de intelectuales uruguayos, legisladores, dirigentes obreros y demás sectores populares. El 16 de agosto, en la VII Reunión Plenaria de la CIES, el Che aclararía que Cuba no votaría la “Carta de Punta del Este”, se abstendría de hacerlo. Al día siguiente, con la presencia del Che, quien se mantuvo en su posición, se firmó el Documento pergeñado por los norteamericanos, cuyo delegado, Douglas Dillon, ofreció luego una conferencia fustigando a Cuba. El Che, ese mismo día, viajó a Montevideo. Allí dió una Conferencia en el Paraninfo de la Universidad. Al finalizar la misma y cuando salía en compañía de Salvador Allende, una bala disparada por un francotirador, que buscaba su cuerpo, acabó con la vida del profesor Arbelio Ramírez. Consternado, dolido, el Che se embarcó de todas maneras en avión hacia Argentina, donde se entrevistó con el presidente Frondizi por el término de cuatro horas. La entrevista, secreta, fue informada a los medios por los servicios de informaciones militares y la SIDE, provocando un clima que aceleró el periplo hacia el derrocamiento de Frondizi, llevado a cabo en marzo de 1962, un mes más tarde de romper Argentina relaciones con Cuba.



Epílogo



Entre las operaciones contra Cuba en la que participaron los militares argentinos de aquel entonces, caben mencionarse dos: -la nota del Secretario de Guerra local dirigida al Ministro de Defensa, en la cual se proponía intercambiar informes con Chile en relación con el movimiento de “elementos comunistas a través de las fronteras” mediante “agregadurías militares” y/o diplomáticas, y -la falsificación de “documentos cubanos” que, presuntamente sustraídos de la Embajada de Cuba en Argentina por un Cónsul desertor, llamaban a provocar sabotajes, espionajes, etc . a instituciones civiles y militares, involucrando en la “conspiración” a un sinnumero de ciudadanos argentinos solidarios con la Revolución cubana. Esta calumnia, que nadie creyó pero que todo el mundo aceptó por imposición de las Fuerzas Armadas, fue desmentida y desarticulada por…nada menos que… ¡Coordinación Federal!. Esta dependencia dedicada al espionaje político, brindó en octubre de 1961, con lujos y detalles, el derrotero de los gusanoamericanos y otros aliados que habían participado en la falsificación de estos “documentos”.



Decía el Che el 8 de agosto en Punta del Este:“…que es la Revolución cubana. Que ha hecho hervir la sangre de los imperios del mundo y también hervir la sangre de los desposeídos del mundo(…) Es una Revolución agraria, antifeudal y antiimperialista, que fue transformándose por imperio de su evolución interna y de las agresiones externas, en una revolución socialista y que lo proclama así, ante la faz de América: una revolución socialista”.

Una revolución socialista que, contra viento y marea, ha durado hasta hoy y durará por siglos, a pesar de las agresiones integrales del imperio. Y que hoy, unida a los países hermanos de Nuestra América y el mundo, sigue su camino libertario.


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