DICCIONICIO DE LA INFAMIA POLITICO-SOCIAL



 

DICCIONICIO DE LA INFAMIA POLITICO-SOCIAL
Darío Botero Pérez
“Estudiantes chinos, canadienses o argentinos que nunca
oyeron hablar de Voltaire ni de Diderot ni de Holbach, ahora leen con unción de
novicios los disparates de Foucault, Derrida, Deleuze
y otros macaneadores orgullosos de haberse librado de
“la tiranía de la coherencia y la verdad”
Prólogo de Mario Bunge a la obra
El postmodernismo ¡vaya timo! , de Gabriel Andrade

1.

CLIENTELISTA: Se dice de los ciudadanos que negocian su derecho a votar, tanto como de quien dispone de los votos de un número específico de electores interesados en vivir del Estado, perfectamente enterados de las oportunidades comerciales que les brinda su derecho a elegir, pero resignados a dejarles el de ser elegidos a sus patronos o caciques electorales.
POLITIQUERO: Se trata del jefe electoral, cacique o patrón de los votantes, quien convierte su capacidad para cautivarlos en un factor de negociación de cuotas de poder. Apersonado de sus votos cautivos busca negociar las mejores condiciones para lucrarse a través de quienes hayan resultado elegidos, en caso de que él mismo no lo haya logrado. Para mantener su influencia social y política debe garantizarle buenas gabelas a su clientela electoral, que es pragmática y susceptible de vendérsele a otro politiquero, a no ser que se trate de asesinos narcotraficantes a quienes no se puede abandonar si se quiere conservar la vida.
CORRUPTO: Hace alusión a quienes aprovechan su ascenso a posiciones de gobierno, o su influencia sobre quienes las hayan alcanzado, para cometer delitos. Por derecho propio, la corrupción es característica de todos los potentados, independientemente de su ideología. Pero para los advenedizos politiqueros y clientelistas constituye la culminación de sus desvelos.
Sin embargo, no todos alcanzan ese grado de descomposición ética que los induce a violar la ley y las reglas del juego para alcanzar los máximos honores en las sucias sociedades jerárquicas y consumistas. O sea, hay clientelistas y politiqueros que no violan los límites de corrupción admitidos, pero no dejan de violar la ley, aunque no sea sino porque les toca intervenir en política estándoles prohibido si se trata de funcionarios.
Al respecto, en su campaña del 2002, Álvaro Uribe presentó un programa de gobierno de cien puntos, que le daban prioridad a la derrota de las guerrillas. Prometió alcanzarla en el término de un año, si contaba con los recursos y el respaldo necesarios a su política de Seguridad Democrática. Su ministro del interior, Fernando Londoño Hoyos, estafador del estado y abogado de extranjeros que lo demandan, consideró que seis meses eran suficientes para alcanzar tan anhelada victoria. La ampliación del plan Colombia y el impuesto de guerra cobrado a los ricos garantizarían tan optimistas conquistas. Fue otra estafa, como lo grita la realidad, aunque los furibistas se nieguen a escuchar los estridentes berridos.
La segunda prioridad de su sarta de promesas demagógicas, fue la derrota de los endémicos politiquería, clientelismo y corrupción. En este caso, la realidad no sólo grita sino que ya la justicia empezó a escucharla y a castigar a los verdugos, hipócritas, ladrones y criminales.
La corrupción de Uribe y su combo de bandidos es tan notable que ha escandalizado a la comunidad mundial, poco propensa a dejarse conmover por canalladas. ¡Será que está cambiando!
Ostensiblemente han excedido el consejo de Julio César Turbay Ayala referente a mantener la corrupción en sus límites tolerables (o en su justa medida). Dicha actitud tolerante de quien fue el jefe de Uribe -cuando lo nombró como director de la Aeronáutica Civil para que pudiese favorecer los intereses del capo del cartel de Medellín, el abominable criminal Pablo Escobar Gaviria-, constituye una confesión expresa de esa característica inherente a las “democracias representativas”, siempre presente en los cafres que han mandado en Colombia y que, por lo general, han sabido mantener su saqueo al erario en los límites aceptados implícitamente por todos ellos.
Ahora es muy clara y notable esa corrupción tradicional, desmesurada con los atropellos de los furibistas y su ficha del cartel de Medellín, Álvaro Uribe Vélez, un avezado traidor –carismático para los ingenuos, y vitando para los prudentes- que insiste en mantener un poder político obtenido con el respaldo de los caciques conservadores, los paramilitares y los narcotraficantes, reunidos bajo la denominación común de “parapolíticos”.
Aprovechando las elecciones del 30 de octubre, están resueltos a mantener su control de los órganos del Estado a nivel regional, para continuar su criminal labor y prepararse para cobrarle su felonía a Santos, quien demostró ser muy superior, en malicia o estrategia, a los ambiciosos chalanes del cartel de Medellín. Por eso no pierde oportunidad para insistir en que hay que vencer a los corruptos y derrotar la Mano Negra en que se amparan.
Les duele que supo birlarles sus 10 millones de votos, muchos de ellos cautivos y, otros, engañados por el genial culebrero de Salgar, tan buen domador de caballos. A propósito, su experiencia lo ha convencido de que tratando a los electores como a bestias logrará mantener su clientela propia, la que tanto se esmeró en cultivar inconstitucionalmente durante sus ocho años de dictadura.
Pero Santos, a diferencia de los demás ministros de Uribe, no es un jumento ni está dispuesto a alimentar un populismo barato y deprimente, que humilla y degenera a sus “beneficiarios”. Por eso ha reducido los programas asistencialistas dirigidos a convertir a los ciudadanos en sapos o malsines a cambio de limosnas miserables que agudizan los conflictos sociales y destruyen cualquier eventual cohesión.
Es que las limitaciones intelectuales y sociales del ambicioso chalán le impiden caer en cuenta de que la gente decente que engañó –así continúe adorándolo, porque, por ingenua, crédula y honesta, le es difícil deshacerse de su hechizo de astuto brujo del suroeste- no está dispuesta a seguir apoyando a los bandidos que lo acompañaron en su desgobierno, muchos de ellos nombrados directamente por Uribe, quien, no obstante, por nada responde aunque les busca refugio en Panamá, violando la ley colombiana.
Se defiende mediante la demagogia y el populismo, acudiendo a la calumnia y la exaltación de los ánimos de sus huestes incautas, para desviar la atención de los aterradores hechos de que es culpable.
Por fortuna, ya el Imperio no quiere apoyarlo debido a sus fracasos y a su descrédito internacional que no les van a permitir a los sionistas asegurarse la impunidad jurídica por el ataque a la “Flotilla de la Libertad”, uno de cuyos investigadores sería Uribe Vélez. Para darle alguna respetabilidad a la decisión, Ban-Ki-Moon tendrá que cambiarlo, a no ser que los amos del Club Bilderberg se lo impidan.

2.

Tales traidores corrompidos pensaban refundar la patria, acatando un plan que alcanzó bastante vuelo durante el gobierno del antecesor de Uribe, el hijito de papi, el conservador Andrés Pastrana Arango, quien autorizó la invasión usana mediante el llamado “Plan Colombia”. Éste les garantiza a las multinacionales el saqueo de los sagrarios protegidos por la guerrilla, aunque sólo sea porque su presencia amenaza las preciosas vidas de los saqueadores extranjeros.
Por fortuna, la Corte Suprema de Justicia frustró sus planes para legalizar a los narcotraficantes de derecha, que, como lo pretendía el texto inicial de la Ley de Justicia y Paz, buscaban el ejercicio directo del poder, no ya mediante testaferros y simpatizantes.
Tan saludable intervención de la amedrentada justicia obligó a Uribe (aconsejado por su inepto, anacrónico y erudito asesor, mencionado más adelante) a extraditar a sus padrinos, vecinos y amigos para evitar que lo delatasen ante la justicia colombiana como lo que es pero que ningún juez se atreve a decírselo por físico terror a sus reacciones tipo Pablo Escobar Gaviria, de quien fue su gran apoyo.
Adicionalmente, el abogado y primo hermano de este reconocido bandido de fama mundial, José Obdulio Gaviria Vélez (también pariente de Uribe), fue el asesor inconstitucional del flamante, ordinario, soez y bravucón ex dictador. Y sigue orientándolo, a juzgar por sus defensas permanentes e infundadas de los desatinos del Mesías paisa, tenebroso y persistente demagogo.
Por tantas razones, y todas las demás que irán saliendo a la luz, el hábil seductor, reproducción perversa del “chinito” Fujimori, y su Montesinos degenerado, ahora están en la mira de los decentes que había logrado engañar con su aparente capacidad para derrotar a las guerrillas.
Los ciudadanos ilusos sabían que durante el gobierno de Belisario Betancur -quien llegó a presidente apoyado por el cartel de Medellín, por lo cual se avino a la decisión de Pablo Escobar para asar a los altos magistrados de la Corte Suprema de Justicia, crimen del que sigue impune-, las FARC mataron a su padre narcotraficante e hirieron a su hermano ídem. Este Santiago (así lo bautizaron) también resultó jefe paramilitar, según se supo durante la dictadura del gurú. Estaba (¿o está?), al mando de la cuadrilla de “los doce apóstoles” con sede en los Llanos de Cuivá.
Los maliciosos, resentidos e ingenuos votantes -ajenos a los criminales pero bien engañados por ellos, cuando no meramente amedrentados o aterrorizados-, esperaban y siguen esperando venganza, creyendo en los éxitos mediáticos de la criminal Seguridad Democrática, madre de los falsos positivos, las falsas desmovilizaciones, los asesinatos selectivos y muchos otros crímenes, incluyendo el imperdonable y gravísimo cobro de impuestos a los ricos para financiar la guerra contra la subversión.
Pero ya los inocentes están reaccionando, a medida que van conociendo la Verdad y las mañas de quienes los engañan.
Sin duda, para los decentes defensores del sistema es mejor contar como presidente con un santanderista que respeta las leyes y las instituciones, que con un Mesías bolivarista que todo lo pone al servicio de sus intereses mientras envilece, fanatiza y polariza a la población, buscando enfrentarla.
Manipula a sus fanáticos con percepciones, convencido de que “percibido es más real que real”, como se lo asegura José Obdulio. De ahí que trine tanta incoherencia apasionante a través de Twitter. Delira y arremete, pues 140 caracteres le caen como anillo al dedo para insultar sin argumentar.
Es consciente de su incapacidad para ofrecerles a sus huestes argumentos y hechos que superen o, al menos, que hiedan parecido a los que no tienen manera de rebatir los bandidos que abusaron de la patria durante ocho años. Son tan cínicos que sueñan con prolongar su ruinosa dictadura, cuando lo que corresponde es que reciban los castigos que se merecen de sobra.
No será a punta de desplantes, sombrerazos y ataques aleves, fundados en calumnias y rumores, como eludirán la acción de la justicia. Tampoco les funcionarán las intervenciones histéricas de sus defensores sofistas en Hora Veinte, interesados en impedir el análisis desapasionado de los crímenes de la dictadura. Pero, si logran eludir la justicia interna, los tribunales internacionales los esperan.

3.

Gracias a la protección del Corazón de Jesús, patrono de Colombia; pero, sobre todo, a la astucia del converso Santos, el perverso clon de Uribe, Andrés Felipe Arias Leyva, no quedó de presidente.
En cambio, ya la justicia lo está persiguiendo por sus más conocidos delitos, que incluyen el falso testimonio y las amenazas a sus cómplices encarcelados, a quienes ha visitado ocho veces en la prisión, induciéndolos a maquillar sus testimonios para que lo exculpen. La conducta punible se denomina “reticencia” u “obstrucción a la justicia”.
Como todo se paga en esta vida, lo que consideró su sólida plataforma electoral -que le garantizaría los votos cautivos de los caciques terratenientes regionales, caracterizados jefes parapolíticos desde hace años, aunque siempre impunes (hasta ahora)- se le ha convertido en su Agro Ingreso Seguro, ingreso seguro e inconmutable a la cárcel por la decisión de una fiscal digna.
Este carrusel de corrupción es otro de los muchos delitos patrocinados por el gurú, de quien no parece hallarse ningún funcionario sin lacras, de modo que las de quien los nombra no pueden ser menores, según es de suponerse razonablemente
Por lo visto, prevaricó en todos los frentes, y ensució a sus hijos y a su esposa, entre muchos ejercicios de nepotismo que también serán denunciados por sus víctimas, a medida que se devele la Mano Negra que oprime a Colombia y que Santos parece dispuesto a derrotar, pues, de no hacerlo, se la cobrarán los parapolíticos que se preparan a renovar sus mandatos genocidas en octubre.
El católico procurador Alejandro Ordoñez, cada vez menos furibista, lo destituyó retroactivamente como ministro y lo inhabilitó para ejercer cargos públicos durante 16 años. Es de esperarse que la fe de este señor sea auténtica, y que sus valores morales sean genuinos y superen la impostura propia de los perversos y corruptos tartufos camanduleros del Opus Dei que rodearon a Uribe, conformando mayoritariamente su cartera ministerial y los altos cargos del estado.
Igual se puede esperar de la fiscal, Vivian Morales, quien tiene fuertes lazos con alguna otra secta cristiana, y, esgrimiendo verdaderos valores morales, también parece dispuesta a reivindicar los “principios” de esa religión que dicen que rige a nuestros pueblos y orienta las actuaciones de los creyentes. Se muestra dispuesta a recuperar la dignidad de la patria, perdida por las actuaciones de los politiqueros corruptos que rompieron todos los diques de la decencia convencional durante la dictadura uribista.
Ya le imputó “peculado por apropiación a favor de terceros” y “contrato sin requisitos legales”, ordenando su captura luego de calificarlo como típico delincuente de cuello blanco, considerándolo un peligro para la sociedad. Pero es mucha la tela que hay que cortar con cualquier funcionario de Uribe.
¡Que tal que el furibismo le hubiese impuesto al país un fiscal de bolsillo, como tanto se esmeró pero la Corte Suprema de Justicia no le acolitó!
Es de esperarse que su rigurosa moralidad no les impida a los flamantes funcionarios, tan insólitos en este mar de corrupción, respetar la ética universal y laica en que nos amparamos todos los ciudadanos sin importar la fe particular de cada pueblo ni de cada individuo. ¡Ojalá no se llenen de prejuicios contra los herejes, perdiendo sus esperadas objetividad e imparcialidad!
De actuar ecuánimemente las autoridades, son muchos los bandidos que seguirán cayendo, pues no tienen forma de negar sus crímenes porque, como lo dijo un funcionario del nuevo gobierno, lo hemos repetido muchos y lo hemos comprobado todos, en donde se asienta el dedo brota pus. Esa misma pues que le resbalaba a Uribe cuando tenía teflón y los ingenuos lo creían un dechado de virtudes, aunque terco, rudo y burdo, pues así se los presentaron los medios de desinformación al servicio del régimen, que ahora quieren abandonarlo para reconciliarse con la decencia aparente que los ha caracterizado.

4.

Por fortuna -como no hay mal que dure cien años, mucho menos cuando se juegan los viles intereses de los políticos, inclusive los del tercer Reich que aspiraban a un imperio de mil años y estaban dispuestos a acudir a los peores métodos para lograrlo-, sin ser enemigo del Neoliberalismo, Santos parece más interesado en castigar a las clases emergentes que le disputaron el poder a la oligarquía tradicional, que en profundizar la política más corrupta y entreguista que ha conocido el país, el llamado Neoliberalismo.
Y eso que esta pobre patria ha sido víctima permanente de políticas imperialistas y de presidentes tan arrodillados y perversos como José Manuel Marroquín, quien recibió un país y entregó dos (pues le cedió Panamá a Roosvelt, interesado en construir el canal).
Casualmente, su hijo Lorenzo, como Tomás y Jerónimo, aprovechó el cargo de su laxo y culto padre para enriquecerse. Junto al “pollo” López, los cuatro conforman la aberración denominada “los hijos del ejecutivo”, diferente a la institución de los “delfines” que aspiran a suceder a sus padres en el “solio de Bolívar”.
O Miguel Abadía Méndez, el godo corrompido que autorizó la masacre de las bananeras en 1928, como cualquier Álvaro Uribe Vélez patrocinando el asesinato de 500 sindicalistas por la Drummond (que se roba nuestro carbón de la Guajira, privándonos de inmensos ingresos y destruyendo nuestra tierra a cambio de unas regalías miserables que le permiten obtener ingresos extraordinarios para sus socios potentados).
Como ahora con el régimen mafioso, la degeneración del gobierno de Abadía Méndez llevó a la caída del régimen reaccionario en 1930, tras causar una ruina económica notable, debido a la ambición de los politiqueros de ese entonces, desesperados por lucrarse haciendo negociados con el ferrocarril que, tras 50 años de chanchullos patrocinados por el arrogante Rafael Núñez y otras lacras, empezó a funcionar regularmente.
Parece que Santos tiene la enjundia y el apoyo suficiente del Imperio, el sionismo y las oligarquías criollas, para iniciar una depuración semejante a la que le correspondió a Enrique Olaya Herrera, Alfonso López Pumarejo (el papá del “pollo”) y al tío abuelo de Juan Manuel, Eduardo Santos. Si fracasa, la ruina de la patria será irremediable.

5.

Los gobiernos corruptos que llevaron a la caída del régimen conservador consagrado por Núñez con la constitución aristocrática de 1886, también estaban interesadísimos en robarse los centavos que el Imperio asignó para calmar a los vendepatria por la secesión de Panamá. La avidez de los caciques políticos tradicionales por apropiárselos, le habría costado la presidencia al arribista Marco Fidel Suárez.
El hijo de la lavandera de Hatoviejo hubo de renunciar a su alta investidura, perseguido por “el monstruo” Laureano Gómez, un eterno politiquero, padre del reaccionario Álvaro Gómez Hurtado quien, ya viejo, a raíz de su participación en la Asamblea Nacional Constituyente se volvió demócrata. Su transformación fue tan patética que, años después, cuando el escándalo 8.000 (realmente, una nimiedad si lo comparamos con las atrocidades innumerables de la dictadura uribista), se negó a encabezar un golpe de estado contra Samper, lo cual le costó la vida.
Pero esa avidez por las divisas la ha vivido la patria desde los tiempos de los libertadores, cuando se tranzaron en luchas mezquinas, como las de la “patria boba” que siguió al grito de independencia, y que terminaron por hacer famoso al ladrón de los diezmos de la iglesia católica y traductor de “Los derechos del hombre y del ciudadano” promulgados por la Revolución Francesa, el prócer Antonio Nariño.
Poco después de que la independencia fue lograda, los criollos -que habían obtenido el derecho a ejercer la “dictadura activa” sobres sus pueblos, como lo planteó elocuentemente Bolívar al Congreso de Angostura- resolvieron adquirir un préstamo en Inglaterra para recompensar con libras esterlinas a los héroes. O sea, nuestras calamidades nacieron con la república criolla. Y es lo mismo en todos los países que celebran 200 años del suceso, falsamente libertador.
La misma codicia de siervos por migajas, ahora expresadas en dólares sin valor emitidos a borbotones por Ben Bernanke, orienta la entrega de la patria a la voracidad de las multinacionales mineras y madereras, para destruir nuestras selvas, páramos, manglares y acuíferos a un costo social y ambiental incalculable para la Vida y la Naturaleza.
Es un crimen concertado pro el furibismo rastrero que Santos tendrá que enmendar, muy posiblemente obligado pro la presión social, pues sus compromisos con la Escuela de Chicago siguen vigentes, aunque es capaz de adoptar cierta actitud independiente y soberana, al menos en sus gestos.
Así como su infraestructura pública, ahora privatizada aceleradamente, los recursos naturales son de la nación, pero el ramplón furibismo se los ha cedido a potentados extranjeros a cambio de migajas, como lo ordena el Neoliberalismo.
Por eso, en el resto del Mundo está sucediendo lo mismo. La lucha, por tanto, es mundial.
Igual sucede con el embrutecimiento escolar propiciado por la privatización de la educación para ponerla al servicio de los intereses de los enemigos comunes, en vez de financiarla generosamente con fondos públicos, aprovechando y cultivando el talento de la población para establecer la “Sociedad del Conocimiento” que nos permita enfrentar los desafíos aterradores que nos están matando.
Tenemos que confrontar a los gobiernos lacayos de los potentados para empezar a derrotar a estas bestias apocalípticas, criminales e insensibles, enceguecidas por sus complejos de superioridad y su desmedida ambición, que no corresponden a su mediocridad, de modo que los intoxican y les impiden entender la realidad.

6.

Pero la corrupción no es propia de Colombia ni exclusiva de los países del tercer mundo. De hecho, es proverbial en USA y Europa, como lo ilustran los escándalos financieros que han precipitado la crisis definitiva de las sociedades jerárquicas y consumistas.
O como lo demuestra, en el momento, el caso de Rupert Murdoch, un manipulador de la opinión pública y de las figuras públicas, que violó la intimidad de muchas personas para mantener vigentes sus medios de desinformación sensacionalistas, amarillistas y tendenciosos, dedicados a suscitar el escándalo sobre trivialidades, lo cual les permite a los potentados adelantar sin publicidad sus agresiones contra la Vida y el Planeta, para acelerar el advenimiento del Fin del Mundo.
El grupo de Murdoch ya mató al periodista que denunció las chuzadas de sus reporteros a los teléfonos y archivos personales de figuras públicas.
Ha sumado otro valiente a la lista de héroes dignos e independientes, muchos anónimos, que están transformando el Mundo mediante el combate a los criminales potentados que lo quieren destruir a un ritmo infernal, desconocido hasta ahora.
Es otro ejemplo que nos incita a la lucha a quienes estamos condenados a caer en el genocidio monumental del 95% de los seres humanos, tal como lo ha determinado el Club Bilderberg a instancias de sus desalmados socios, inspirados en el Apocalipsis o Armagedón, que llaman.

7.

Durante todo el período antropológico conocido como Historia, la corrupción ha sido el pasaporte al éxito para los mediocres desalmados. Así han logrado subyugar a las mayorías, despojándolas de los frutos de su trabajo y manteniéndolas sumidas en la miseria, la humillación y la subordinación.
Históricamente, quienes llegan a ocupar las cúpulas son los más corrompidos, perversos y ambiciosos. Pero todos los que los envidian se esmeran por superarlos en falta de escrúpulos, maldad, y capacidad para mentir y engañar.
Muchos resultan “más papistas que el papa”, pero también son más torpes que los que han ascendido más que ellos, de modo que no pueden superar su “nivel de incompetencia”. Les toca resignarse a pisotear a quienes consideran inferiores porque poseen menos ingresos y patrimonio, o hasta íngrimos sobreviven, carentes de medios de subsistencia.
Ya Mafalda los había denunciado como quienes, para disponer de pan, no dudan en convertir a los demás en harina, amasándolos. Vale la pena que lo tengan en cuenta las multitudes dispuestas a liberarse y recuperar su soberanía personal.
Desde luego, tales personajes tienen que desaparecer con la Historia que los parió y los ha reproducido hasta alcanzar el mayor grado de degeneración y de desmesura destructora. Por eso tienen que morir con su madre perversa, la agónica Historia, para que la Humanidad decente y pacífica pueda vivir al fin como se lo merece. Diríamos que como lo anheló Jesús; o sea, en medio del amor o, al menos, de la solidaridad y de la eliminación de cualquier discriminación.
A las clases dominantes en la Historia, caracterizadas por mediocres y violentas, les sobra arrogancia pero carecen de decencia y dignidad. En cambio, estas virtudes abundan en el pueblo, como lo están demostrando, a través del mundo entero, las multitudes enardecidas, sensibles y conscientes, bien informadas y ajenas a las manipulaciones de los medios al servicio de los potentados.
Por todo el Mundo están identificando a los canallas que las han engañado consistentemente desde los albores del capitalismo.
Toca insistir en que prueba de ello es el caso con el cierre del periódico News of the World, tras 168 años siendo publicado (desde el s. XIX), y actualmente manejado por el grupo del sionista perverso y manipulador, Rupert Murdoch, cuyas prácticas delincuenciales llevaron al fin al tradicional pasquín, que tanto envenenó a la opinión pública británica y sirvió de ejemplo para otros tabloides en el extranjero.
Su caída en desgracia es un símbolo más de la agonía de la Historia, cuya muerte dará nacimiento a una Verdadera Sociedad Democrática Global que confronte y derrote al Gobierno Mundial en la Sombra de los potentados interesados en imponer su tenebroso Nuevo Orden Mundial, que tan adelantado llevan.
No podemos titubear ni perder un segundo, pues, según Daniel Estulin en su libro “La verdadera historia del Club Bilderberg”, publicado en 2005, “La batalla se está librando en este preciso instante y la dictadura global -el Gobierno Mundial Único- va ganando”.
En el 2011, es algo casi evidente, aunque la insurgencia de los pueblos alimenta esperanzas de que podremos revertir ese avance y castigar a todos los potentados en una acción unánime a nivel mundial. ¡Pero tiene que ser pronto!

8.

Sin duda, el desgaste de la democracia representativa, en todo el Mundo, es tan evidente como el descrédito de los regímenes totalitarios.
Todos requieren y nos exigen su reemplazo por la democracia auténtica, que no es otra que la que les permite a los ciudadanos intervenir en la discusión y definición de los asuntos comunes, como está sucediendo cada vez en más países, desde diciembre de 2010, a partir de la auto inmolación de Mohamed Bouazizi en Túnez, otro mártir de esa democracia directa, la que materializan los ciudadanos ejerciendo su soberanía al margen de políticos profesionales dedicados a engañarlos.
La tarea común respecto a los más adelantados es ir definiendo las estructuras e instituciones que permitirán materializar esa preciosa conquista mundial.
Los egipcios lo están haciendo. Es de esperar que lo logren y no caigan en las redes de los militares que gobiernan actualmente, supuestamente en forma interina, mientras el pueblo decide -contando con la participación libre de todo aquel que quiera intervenir- cómo va a organizar un gobierno democrático auténtico, que respete sus costumbres pero impida que se violen los derechos de los ciudadanos y, más bien, les garantice su subsistencia en las mejores condiciones posibles.
Desde luego, una medida elemental y definitiva es la distribución de la riqueza equitativamente entre toda la población, para lo cual será fundamental la soberanía monetaria monopolizada por el pueblo, que se la arrebatará a los banqueros privados, tal como nos han enseñado los islandeses.
Entre todos construiremos esa indispensable Sociedad Democrática Global que nos garantice la supervivencia tanto como el respeto universal de los derechos que tenemos por el maravilloso hecho de existir.
Ya hemos alcanzado el punto en que es intolerable que las bestias sicópatas que son los potentados insistan en negárnoslos mientras destruyen la Naturaleza para sumirnos en la hambruna generalizada a cambio de la “inversión extranjera”. Ésta calamidad, que nos venden como signo de progreso, saquea nuestros territorios por todo el mundo y simultáneamente para que el daño sea enorme e irreparable. Ahí está la GreyStar insistiendo en explotar el oro del páramo de Santurbán, a pesar de que la población los repudió abiertamente.
Su disposición criminal es insaciable de modo que destruyen sin consideración ni mesura.
No hay dudas de que, aunque la disfracen de codicia, la obsesión sionista es precipitar el Fin del Mundo, al menos para las mayorías desamparadas que están abriendo los ojos y no comparten semejante locura de los degenerados genéticos que no han logrado superar sus cerebros reptilianos. Éstos los impulsan a matar sin ningún remordimiento, a nombre de valores rimbombantes, como el “patriotismo” que defiende las fronteras que encarcelan a los ciudadanos privados del poder.
Por fortuna, la Aldea Global nos ha permitido romper esas fronteras, dotándonos de medios para establecer la Sociedad Democrática Global; no podemos olvidarlo. Y para consolidarla debemos repetirlo con el propósito de introyectarlo multitudinariamente. Es la respuesta adecuada e indispensable al Nuevo Orden Mundial diseñado por los potentados, agazapados en su Gobierno Mundial en la Sombra. ¡A todos nos compete!

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