LAS MAÑANAS DEL MUNDO ESTAN LLORANDO

LAS MAÑANAS DEL MUNDO ESTAN LLORANDO
Por Jorge Luis Ubertalli
Que haría Sainte Colombe ante la noticia infausta?. Y Marín, aquel aprendiz de viola da gamba que de viejo entendió que la música no era esa florida y agradable armonía aceptable a los oídos de reyes u otros parásitos?.
Que lágrimas puras y densas derramaría Madeleine, hija mayor del sieur de Sainte Colombe, enamorada del amor y muerta de él, ante la desolación de esa pérdida irrecuperable?. Que harían ellos y todos los demás, que habrían de balbucear?. Porque ha muerto Monserrat Figueras, y las mañanas del mundo están llorando. Como los laúdes que todavía quedan, y las thiorbas, y los clavecines de martillos de plumas y los violines y violas da gamba y las voces, esas voces que colectivamente inundan de vida a la muerte y de muerte a la vida que necesita de la muerte para sentirse viva.
Lloran las mañanas del mundo ante la partida de Monserrat, toda albricia y simpatía, penetrando en mi corazón hasta el llanto cuando en el ya gastado CD irrumpe su dulzor y desgarro en la Segunda Lección de Tinieblas de Couperín. Lloran las mañanas del mundo ante la partida de aquella voz que emociona Con que la Lavaré o entibia mi alma a través de los romanceros cortesanos de la Cataluña, la España y la Europa medieval, renacentista y barroca, o de los cantares y decires de la judería en la iberia pre inquisitorial.
Ha muerto Monserrat, que vió la luz en Bellaterra, Barcelona, un 15 de marzo de 1948. Hija de celista, enamorada de la música medieval, renacentista y barroca, estudió en el grupo Ars Musical, donde conoció a fines de los años 60 al violista da gamba Jordi Savall, con quien se casó y tuvo a Arianna y a Ferrán, ambos músicos. Junto a él estudió en Basilea casi veinte años, regresó a Cataluña y ambos fundaron el grupo Hesperion XX, que interpretó el repertorio musical hispánico y europeo anterior al siglo XIX, el Coro Real de Cataluña y la orquesta Le Concert Des Nation, además de la compañía discográfica Alia Vox. En el 2008, esos juglares del asfalto y la historia fueron denominados por la UNESCO –institución de la ONU aborrecida por EE.UU., quien hace pocos días cortó sus fondos luego de reconocer al Estado Palestino, y por la camarilla ultraderechista israelí, -Artistas por la Paz.
Todas las mañanas del mundo, que ahora lloran la pérdida de Monserrat, son algo mas que un hermoso filme estrenado en 1991. En ellas se redescubre la hermosura de la viole, de la dignidad y el virtuosismo de un Sainte Colombe, que incorporó al instrumento una séptima cuerda para realzar su gravedad, de Marín Marais, su discípulo, autor de varios libros para esa septicordia herramienta de homologar las voces humanas, de Francois Couperín y sus magistrales cantos duales.
Monserrat y Jordi hicieron el sonido del filme, y recrearon, a través de las obras de Sainte Colombe, Marais, Couperín, también Lully, para el gran público, a todos aquellos olvidados – como Vivaldi, Bach y otros-que hasta los años 30 del pasado siglo fueron ignorados o interpretados al estilo clásico o romántico, siéndoles castradas sus esencias camarísticas.
Cierta vez, en la Academia Bach, mi hija Florencia, que contaba en ese tiempo con 11 o 12 años, entrevistó a Monserrat Figueras para un periodiquito que dirigía en la escuela primaria. La simpatía y humildad de Monserrat para con esa niña que preguntaba con avidez todo lo que pudiera imaginarse se conjugaron con su posterior actuación, magnífica, que, junto a Jordi y sus músicos, hizo estallar varias veces la sala – una iglesia evangélica ubicada en Av. Rivadavia al 4 mil y pico- en aplausos. Nunca olvidamos ni olvidaremos, Florencia y yo, esa noche.
Hoy, a los 63 años, en la madrugada del 23 de noviembre, Monserrat nos dejó. Pero no su recuerdo, ni su sonrisa, ni su voz, que sigue conmocionándonos hasta la médula
Adiós Monserrat, hasta siempre.
Todas las mañanas del mundo hoy están llorando. Nosotros lloramos con ellas.

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