Menéndez en El Avispero



Columna en Radio Nacional del Lunes 13-08-2012
Menéndez en El Avispero
Luis Rodeiro*
La semana pasada el tema de la ética periodística estuvo en el debate público. Quisiera aportar a ese debate, con una mirada local. Me causó risa que La Voz del Interior, con nota de tapa, hiciera referencia a que los canales de televisión del Grupo Clarín, al que pertenece, reducen su “rating” cuando la Presidenta hace uso de la Cadena Nacional. El grado de odio y resentimiento puede llegar, como en este caso, al ridículo. El discurso de la Presidente por Cadena Oficial–salvo en una mentalidad enfermiza- puede ser considerado un programa que luche por el rating, que compita con el show de Tinelli o de Lanata. Se trata de una necesaria información al pueblo, que precisamente, la Cadena del miedo, de la desesperanza y del encubrimiento, por lo general no trasmite o tergiversa. Baja el rating, dice La Voz y la pregunta es obvia: ¿Cómo hacen para enterarse los argentinos, que casi seis de cada 10 votaron por ella?
También me causó risa la nota editorial de la sección Negocios (que antes se llamaba Economía y que debo reconocer el cambio como un acto de sinceridad periodística, más próxima a lo que hacen. Roxana Acotto, en el último abuso de posición dominante del diario del Grupo Clarín, no dice una palabra sobre los anuncios de la Presidente y dedica su nota a comentarios “al margen” como titula, digna de una señora que cree –como ridiculizan los personajes de Max Deluppi, que todo, todo, es culpa de la yegua. Una nota posible dentro de una sección frívola, pero increíble como artículo editorial del suplemento de negocios.
Nuestras oligarquías y sus allegados, siempre fueron afectas a descalificar a los líderes de apoyo popular. Theotonio Dos Santos, un reconocido intelectual brasileño que esbozó –junto a otros pensadores- la teoría de la dependencia en los años sesenta destaca esta característica. Fidel habla demasiado, dice. Hugo Chávez apela a la jocosidad, al baile, etc. Correa es más moderado pero también es muy emocional. Lula juega con su pasado popular y se vuelve burlesco. Evo Morales usa trajes indígenas que desentonan en las recepciones formales. Mujica, además de usar zapatos empolvados, se hace pasar por hacendado pobre. Cristina Kirchner trata de imitar los vestidos “exagerados” de Evita Perón.

Cuanto más liderazgo muestren –agrega- se les descubrirá este aire popular y
romántico que, según ellos, pertenece al mundo de la demagogia y no al
de los “jefes de Estado”. Los jefes de Estado usan trajes sobrios,
hablan moderadamente y no cumplen sus compromisos electorales, pues no son demagogos que hacen lo que el pueblo exige. A las oligarquías les duele así el mundo democrático, las victorias electorales de los “demagogos” y sus diálogos con las fuerzas populares organizadas, aún después de electos. Sagaz observación de Theotonio.
Pero si esto ha sido causa de hilaridad, no ha sido lo mismo lo que ví y escuché por Canal 10, un medio tan querible por el esfuerzo de una nueva generación periodística que le está cambiando la cara a los SRT. Me refiero a Taborda Varela, a Barraco, a Maldonado, a Marchini, a Sabattini, entre otros.
No es un programa que veo habitualmente. Lo vi el sábado pasado. Se llama El Avispero. Lo vi motivado por una publicidad que hacía referencia a un informe sobre guerrilleros argentinos de apellidos ilustres, creo que se decía, patricios. Un tema, en verdad, no muy original, casi recurrente que no hace a lo central del fenómeno guerrillero y que se presenta como una suerte de baldón, de contradicción con las luchas populares. Se traduce como ¿qué revolución popular podían plantear estos niños de papá?, negando y minimizando de esta manera la proyección popular del fenómeno.
Pero esto no es lo grave. El informe, con medias verdades, pero falaz en su concepción, parecía nutrirse de las versiones de los servicios, activos y mentirosos, que formaban parte de la política de exterminio.
Cito dos infamias, pero hubo más. Porque es una infamia colocar en el listado de guerrilleros argentinos, por ejemplo, a Lucio Garzón Maceda, ciertamente un hombre del campo popular, que luchó siempre no sólo contra la dictadura procesista, pero que en ningún momento formó parte de la opción guerrillera de la que además era muy crítico. Es el informe de los servicios de la dictadura, que usaban para exterminar. Son los decires de Menéndez. Incluso los datos de un supuesto exilio dorado en Francia, que también fue un agregado a posteriori de los servicios, para desprestigiar a quien, con Gustavo Roca, habían tenido la osadía de denunciar al régimen ante los organismos internacionales.
Del mismo modo fue falaz presentar a Ricardo Obregón Cano, ex gobernador de Córdoba, destituido por un oscuro coronel, como “jefe político”de Montoneros. Otro informe de los servicios. Otro Menéndez ilustrado. Ciertamente, Obregón tuvo un acuerdo estratégico con los sectores juveniles del peronismo revolucionario e incluso adhirió a la creación del Partido Auténtico, en esta misma línea, pero muy lejos de ejercer la jefatura política de la guerrilla.
No son los únicos casos de este informe falaz, que en verdad y con pena, ninguno de los integrantes de la mesa puso en cuestión en este aspecto, con la única excepción de Amadeo Sabattini, que al menos planteó sus reparos.
Lamentable. Avispas que se nutren de los archivos policiales y/o militares, a esta altura de los tiempos. Y mucho dolor, que se produzca en el canal universitario, que hace tantos esfuerzos por presentar una opción a la mentira, a la desinformación, a la liviandad y a la falacia.
*Periodista

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