Murió la vieja por JORGE L. UBERTALL.




Murió la vieja Sara. Estaba hecha mierda, como me dijo la última vez que recibí su voz apagada, áspera, a través del teléfono. Tenía una pila de años, hijos asesinados que nunca pudieron morir en su regazo, bastantes magullones y máquinas en su cuerpo, chupaderos y cárceles encima.
La conocí en la Secretaría, no antes. Quizá alguna vez me crucé con esa mujer de cabello renegrido y largo, con su tristeza y su dureza a cuestas, que marchaba pidiendo no se a quien que la anoticiara de que los suyos, arrebatados de este mundo por las patotas fascistas civiles y uniformadas, estaban en ese cielo en el que creía; ese superlativo espacio celeste que supuestos pastores en la tierra le habían negado a uno de sus hijos, ex seminarista, cuando ella fue chupada por una patota.
Muchas veces no estuve de acuerdo con ella y, aún siendo funcionaria, mi jefa si se quiere, se lo dije. Por eso siempre me respetó, y, porque no, me cuidó como a uno de los suyos. La Vieja era eso, una vieja. Como la mía, con sus mismos orígenes de clase, sus tics, sus virtudes y defectos, como los de esas viejas proletarias que conocí a lo largo y ancho de mi vida. Y a pesar que esta Vieja que ahora se nos fue llegó a ocupar cargos importantes en la maquinaria del Estado y el Partido al que siempre perteneció, nunca perdió ese “instinto de clase”, como yo lo denominaba, que la hacía aparecer ante mí como a una de las mias. Por el propio respeto que le tenía, nunca fui condescendiente con ella ni me arrimé a la cohorte de alcahuetes que la rodearon. Discutí con ella en varias oportunidades, como uno de su cria, y con la consigna que siempre le repetía: “Vieja, vos y yo somos hijos de la clase obrera, y por eso tenemos que hablar claro”. Y no era joda. Porque la Vieja desde chica se bancó los sopapos de la pobreza y la humillación, abrazó la causa de los suyos, amó a sus hermanas mayores, como Evita, y más tarde canalizó sus broncas al gorilaje y los oligarcas, esos mismos que rajaron a mi viejo del laburo en el 55, a través de los caños caseros y la lucha contra los rajes de ferroviarios, en su santafesina Laguna Paiva, cuando el Plan Larkin del narigón, en aquel 61 del CONINTES. La Vieja y sus comadres hicieron descarrilar un tren, y se aguantaron las apretadas de la soldadesca mientras los maridos se refugiaban en los montes santafesinos. Así era la Vieja, como lo fue la mía. Arisca e insolente, humilde con los de su misma cuna. Se bancó también el dolor, cuando los hijos de puta de la Triple A le amasijaron a su yerno, cuando los milicos, más tarde, le secuestraron-desaparecieron a dos de sus hijos y otro yerno, cuando debió cargar con nietos y otras proles hasta que la chuparon. Máquina en el chupadero, legalización posterior en Devoto, y el exilio en Cuba, entre otros destinos, donde conoció en serio la solidaridad socialista. La Vieja parecía tener un callo en el corazón, que le blindó esa ternura que supo guardar en lo más profundo, a prueba de cálculos políticos, resentimientos y tristezas. Esa ternura que yo vislumbraba en el fondo de sus malabarismos expresivos, sus improperios, y hasta en sus mentiras y exabruptos verbales hacia ocasionales adversarios.
Algunas anécdotas: una vez, previa a un 26 de julio, vinieron a la Secretaría unos pibes de la calle, a los que siempre yo invitaba con café con leche y medialunas, que compraba en una panadería cercana. Ese día, no me acuerdo cómo, me preguntaron quien era Evita. Esto es Evita, les contesté, sentándolos en la recepción de la Secretaría y sirviéndoles ese café con leche enmedialunado. Su entonces secretario, que por allí pasaba, observó todo eso y enseguida le fue a contar a la Vieja, como lo hacía siempre, la nueva. Supe mas tarde, como buen catador de semblantes, lo que ella opinó de ese gesto.
Otra: me había mandado a investigar en el Archivo Frondizi lo que allí aparecía sobre los presos de la Fusiladora y el CONINTES, por cuanto se había dictado una ley provincial que los indemnizaba. En ese tiempo me hallaba trabajando en un libro sobre la represión al comunismo en la Argentina, que se editó hace dos años. Y cuando hurgué en la base de datos de ese archivo me encontré con innumerables materiales- huevo de la serpiente de lo que vino después- que daban cuenta de cómo los “servicios” de aquella época fichaban a diestra y siniestra a los considerados comunistas y subversivos (peronistas revolucionarios y resistentes a la fusiladora). Cargaba yo, a fin de registrar lo que se hallaba archivado, con mi cámara fotográfica digital, por cuanto la de la Secretaría siempre se hallaba ocupada. Y un día, en mi propia oficina, mientras iba al baño o algo así, la cámara, con fotografías que registraban fichajes de resistentes, Conintes y confidencias de los servicios sobre profesionales, estudiantes, laburantes, etc. comunistas o presuntos de aquella época, desapareció de mi maletín. Alguien, seguramente, había advertido a los ladrones sobre lo que guardaba en su memoria . Narré a funcionarios jerárquicos lo que había ocurrido y les pedí que me resarcieran la pérdida- robo- de la cámara, por cuanto era de mi propiedad. Se hicieron los pelotudos. Entonces hablé con la Vieja, le conté lo ocurrido, y sin decir á mandó a un empleado a comprar una cámara, que me alcanzó al siguiente día. “Cuidate”, me dijo, como si hubiese sido mi vieja, y seguí laburando en ese archivo con la nueva digital que todavía conservo.
Otra: en la Secretaría había mar de fondo, verdugueaban a los compañeros, sobre todo a los delegados de ATE, sindicato en el que todavía soy afiliado, y la muchachada estaba que ardía. En ese marco allegados y funcionarios organizaron un asado para homenajear a la Vieja, creo que por su cumpleaños. Me invitaron y fui. A “los postres” me pidieron que recitara el fragmento de un poema gauchesco, El Fogón de los Sin Nada, que había escrito en 1989 y que Sara conocía. Antes de hacerlo hablé de Evita- creo que al día siguiente se conmemoraba su cumpleaños- y dije algo así: “mi generación fue y es Evitista. Tanto los compañeros del PRT-ERP, de Montoneros, de las FAP, del OCPO, comunistas y tantos otros fuimos evitistas. Y planteábamos, como lo seguimos haciendo, que la salida política en la Argentina es la liberación nacional y el socialismo”. Seguidamente recité el poema, ante el estupor de ese auditorio que intuía, luego de esas palabras, un posterior certificado de defunción laboral. Volví a mi asiento ante cabezas bajas y miradas esquivas. Cuando le tocó hablar a la Vieja, homenajeada, luego de recibir el consabido ramo de flores y vivas, dijo algo como esto: “ …quiero saludar al Pampa, un histórico, con quien compartimos el exilio en Nicaragua, que ha dicho palabras tan lindas…”. Eso era Sara, la Vieja, que aunque teniendo diferencias con su pichón- como las habrá tenido con sus hijos también- lo defendía, lo salvaba de la lapidación porque lo sabía de su palo, porque sabía que se la creía, que no rosqueaba ni conspiraba con nadie de allí ni de ninguna parte, que tenía dignidad, que actuaba como pensaba, o que por lo menos se desvivía para hacerlo.
Por eso y por mucho más, hoy estoy triste. Porque se fué la Vieja, carne y símbolo de una época en la que fuimos privilegiados, convirtiéndonos más tarde en combatientes.
Por eso, lejos de los despachos oficiales, de los arribistas, los arrimados por conveniencias, los que se avienen a adular a los que mandan para luego, cuando nos les sirven, hacer como que nunca los conocieron, doy cauce libre a mis tristezas.
Y en alguna fonda o bodegón de Valentín Alsina o Laguna Paiva, en una humilde vivienda de algún compañero, en algún playón ferroviario, viendo las ruinas de algún chupadero, los barrotes de alguna cárcel, a algún cartonero arrastrando su pan por las calles indiferentes, a algunos pibes de la calle pelados para no ser pasto de los piojos, a laburantes apilados de madrugada en las puertas de fábricas y talleres, enjuago mis lágrimas junto al cuerpo sin vida de la Vieja, en su Día de la Madre.
Jorge Luis “Pampa” Ubertalli
21/10/2012
Día de la Madre
Sara Derotier de Cobacho, Secretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires
Historia de Vida, historia de lucha
Desde la gravedad de su voz, pausadamente, la vida va desenrollándose. Hechos, anécdotas, fechas, pasiones, dolores, tenaces y consecuentes caminos transcurren frente a la grabadora que descansa sobre el sencillo escritorio. Es Sara, la compañera Secretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires la que desgrana su historia de vida, historia de lucha, que sigue hoy sin pausa desde la función pública. Desde su trayectoria popular, curtida en las cuerpeadas de la vida, fogueada en los entreveros antioligárquicos, adolorida por la pérdida de sus hijos y tantos otros compañeros arrancados por la dictadura pero entera en el cotidiano placer que le proporciona el deber cumplido, ahora remonta desde las palabras su camino.
Sara Derotier de Cobacho, madre, abuela, compañera y militante que desde joven hizo carne la sentencia de Evita: “ Donde hay una necesidad hay un derecho”, habló para La Casita , y para los jóvenes y aquellos que podemos ser sus hijos, en estos términos.
LOS PASOS DE MI MADRE, LA VIEJA CORAJE
“Mi vida política se inicia siendo yo muy joven, vamos a decir que siguiendo los pasos de mi madre mas que nada, porque mi madre era una mujer muy recta y muy apasionada en toda la cuestión política, tal es así que mas una vez le decíamos La Vieja Coraje. Era una mujer joven… estuvimos en muchas cuestiones juntas, y yo inicié mi vida política siguiendo sus pasos. Me casé muy joven, tuve seis hijos y mi militancia fue social cristiana vamos a decir, porque nos iniciamos mucho con la Iglesia Además , mi militancia siempre fue dentro del Partido Peronista, no pasé por ningún otro partido a pesar de que me lo propusieron, siempre me quedé firme en el Peronismo. Y transcurrido el tiempo, estuvimos en la huelga del 61, ferroviaria, mi marido era ferroviario, y participábamos en todas las cosas en las que se participaba allá por los sesenta. Vamos a decir que después del 55 la lucha fue con más fuerza. Yo conocí a Evita… vinimos a Buenos Aires con los ferroviarios de Laguna Paiva, provincia de Santa Fé, a dar la donación de un día de trabajo como se estilaba en ese momento, como lo hacían todos los sindicatos y la Unión Ferroviaria no quedaba afuera de esto. Hacía muy poco que me había casado…estoy hablando del año 49…yo tenía un embarazo incipiente y recuerdo todo esto con una gran emoción… como obreros recibíamos las reivindicaciones que siempre se nos habían negado: tener vacaciones con un hotel pago, el primer aguinaldo, y el máximo orgullo y dignidad del trabajador, que era traer a fin de mes el sueldo a su casa en un sobre. Estas son las cosas que me marcaron en el Peronismo y que veíamos que era lo único válido en ese momento. Voy a decir que soy una peronista visceral.
EVITA Y LAS EMOCIONES QUE PERSISTEN
“Lo de Evita no me lo voy a olvidar nunca, fue creo un 7 de noviembre de 1948…habíamos venido, como decía, a traer el día de sueldo para la Fundación Eva Perón y yo tenía un embarazo incipiente de mi hijo, que hoy, si estuviera vivo, estaría cumpliendo 60 años. Evita me tocó la panza… y a mi eso me emociona y me sigue emocionando a tantos años… el haberla conocido, haberla visto, el haber sentido todas las sensaciones que uno siente cuando quiere algo y ha idealizado tanto a una persona como se merecía Evita que las mujeres la idealizáramos. También contribuí mucho, junto a mi madre, cuando se fundó el Partido Peronista Femenino… yo era muy joven, me casé muy joven… salimos con Ana Macri, que era la delegada censista de la ciudad de Santa Fé… mi madre formaba parte de ese Partido, el cual nos parecía lo máximo, ya que las mujeres en ese momento no teníamos la militancia que se tiene hoy, que es mas fácil tenerla, por los adelantos tecnológicos y que se yo, pero en ese momento para la mujer era muy difícil la militancia, ya que si estabas fuera de tu casa … como en mi caso, teniendo hijos y trabajo… éramos unas prostitutas, unas locas, vivíamos mal con los maridos debido a la militancia, no había la libertad de ideas como hay en este momento. Por suerte muchas de nosotras pudimos ver que el camino de querer vivir en un país mejor se estaba dando en ese momento con Perón y Evita, y cuando sentimos la inquietud de querer participar y de la forma en que participamos en el Partido Peronista Femenino, cuando se promulgó la Ley 13.010, del Derecho al Voto de la Mujer , lo hicimos…yo ya tenía mi hijo. Había tenido mi hijo cuando fue la primer elección donde teníamos que votar las mujeres. Mi hijo nació el 9 de noviembre de 1951 y yo fui a votar por primera vez el 11 de noviembre de ese año. En ese momento me sentí como si hubiera sido una persona sumamente importante debido a que las mujeres estábamos saliendo a la calle, hablando, por mas que nos catalogaran de locas, de putas, de lo que fuere, porque veíamos el fruto de lo que significaba Eva Perón en nuestra vida…yo siempre digo que soy mas Evitista que Peronista, ¿no?... pero seguramente es por lo que uno conoció, vivió y …bueno… cuando Evita murió vinimos todos a ver si podíamos verla, despedirla, y después volvimos a mi pueblo, Laguna Paiva, y hacíamos altares en la calle… en fin… son todas cosas muy emocionantes las que pasaron en ese momento. Emocionantes, dolorosas, sentimos la muerte de Evita como se siente la muerte de una madre, eso es lo que sentíamos en ese momento las mujeres cuando murió Evita. Seguimos todo con muchísima atención… me acuerdo que antes de su partida rodeábamos una radio que teníamos, a batería, para poder escuchar las noticias que venían de Buenos Aires. Y nos citábamos las mujeres, cuando Evita estaba enferma, para escuchar la radio y ver como seguía la evolución de su enfermedad… dábamos misas para que se recupere. Cuando se murió cada quien tenía su propio duelo, porque era como si se hubiera muerto mas que un familiar, la madre, que es lo que uno mas quiere y siente mas cerca.”
“Después las cosas cambiaron mucho, muchísimo; vino el derrocamiento de Perón en el 55; las reivindicaciones que la gente humilde y trabajadora, nosotros, los obreros, habíamos recibido, el hecho de ir a un hotel pago… los ferroviarios teníamos un hotel pago, teníamos boletos gratis para poder ir con nuestros hijos… en fin, innumerables reivindicaciones que se consiguieron por esos años, se nos cortaron de cuajo. El derrocamiento de Perón también fue otro duelo para todos, y después empezó la represión, tuvimos que guardar los retratos que teníamos, los discos de la Marcha , todo lo que estuviera vinculado al Peronismo. Lo único que no nos pudieron sacar fueron las ideas, no pudieron robárnoslas. Hemos perdido y nos han saqueado muchísimas cosas, pero las ideas continuaron tan vigentes como en el momento en que vivía tanto Evita como Perón.”
ORGANIZADOS INVENCIBLES
“Vino el derrocamiento de Perón y tuvimos que organizarnos así como decía Perón , que “la organización vence al tiempo”. Nos dimos cuenta de que era así porque desorganizados no íbamos a conseguir nada… el derrocamiento Perón fue una de las peores cosas que nos pasaron, además de la muerte de Eva. En el año 55 cuando voltean a Perón empezaron a juntarse pequeños grupos de gente, de compañeros. Unos armaron una cosa, otros conformaban otra, la mayoría de los compañeros se fue a un lado, a otro, algunos fueron a Tacuara…así. Hubo una cuestión de desorientación quizá por no tener al Líder aquí en Argentina ¿ no? y tener que vivir escondiendo la ideología que uno profesaba. Y así llegamos al año 61, donde se produce la huelga más grande producida en el país, por tiempo indeterminado, de los obreros ferroviarios. La ciudad donde yo vivía, Laguna Paiva, era una ciudad puramente ferroviaria; existían talleres, almacenes, todo lo que hace a la fabricación, reparación y movimiento de trenes. Y al ser una ciudad puramente ferroviaria y al haber conocido uno todas las reivindicaciones que antes nombraba, empezamos a juntarnos con otros compañeros. Y así, cuando viene la huelga, fue la primera vez que vimos a los milicos en la calle. Como mi marido también era ferroviario…bueno, tuvo que irse también a esconderse en el monte , donde se escondían todos los compañeros… porque nos allanaban las casas para ver si estaban nuestros maridos…y a todo obrero que encontraban lo llevaban contra su voluntad a quebrar la huelga, como carnero. A Laguna Paiva llegó un tren repleto de soldados, nosotros ahí ya estábamos más organizados… el tren no pudo avanzar, se quemó, se descarriló, y allí fueron los soldados que viajaban en el tren a desparramarse por todos lados y allanar las casas de los obreros. En Laguna Paiva, al menos, encontraron a muy pocos, y muy pocos también fueron los que rompieron la huelga, que recién se terminó a los 42 días. Ese hecho significó para nosotros una marca muy fuerte y nos alentó a seguir organizándonos. De allí sale, de entre la gente que estábamos en todo eso, el Luche y Vuelve, y empezamos a hacer la propaganda. Hace un ratito hablaba de lo que significa la militancia hoy, con tanta tecnología que hay…nosotros hacíamos con grasa y polvo negro todos los tizones para hacer la propaganda del Perón Vuelve, sabiendo que a cada uno que la policía agarrara ahí le harían tragar dos o tres años en la cárcel, solo por pintar Luche y Vuelve … había tantas consignas pintadas con tiza y carbón, todo tan primitivo, mucho mas difícil que en la actualidad…”
EL ABRAZO DE LA JUSTICIA SOCIAL
“Fue transcurriendo el tiempo y siempre pasamos tratando de hacer como decía Evita: el Peronismo tiene dos brazos para darle un abrazo al pueblo, que es la Justicia Social. Así llegamos, con muchísimas luchas, con la conformación de células urbanas, con organización de muchos compañeros…ya no éramos solo los que vivíamos en Paiva, sino otros que venían de otros lugares, mas organizados, para ayudar en la conformación de algo mas orgánico…Bueno, sintetizando, llegó la vuelta de Perón, las elecciones de Cámpora cuando creímos haber tocado el cielo con las manos; cuando vimos al Tio, con su famosa camisa celeste, ganar la elección tremenda… las pintadas eran ‘Cámpora al Gobierno, Perón al Poder’ … aunque asimismo seguía existiendo el peligro de que el militante, fervorosamente peronista, cayera en cana o fuera ya en ese momento desaparecido… ya en los setenta hubo unas desapariciones en Córdoba de la cual no sabíamos que había pasado, no teníamos idea de lo que significaban…Y así transcurrió la vuelta de Perón, el 20 de junio, yo nunca vi algo tan masivo como eran los actos peronistas de ese momento, el fervor que había en la gente con la vuelta de Perón mas allá de todos los intermediarios que Perón tuvo durante su exilio…La vuelta de Perón significó muchísimo, quizás no hayamos tenido en cuenta de que lo biológico tenía que ver, que para el Viejo también habían pasado los años, no sólo para nosotros. Lo del 20 de junio fue muy doloroso, yo no estuve en ese momento, pero sí estuve el 1 de mayo en la Plaza de Mayo. También fui una de las que me fui de la plaza, obedeciendo las órdenes de los compañeros de mayor nivel; me fui con amargura, como todos los que nos dimos vuelta y nos fuimos, dándole la espalda al general. En mi caso fue muy doloroso, no me quería ir… tuve que acatar una orden y me fui, cruzándonos con las agrupaciones de Julio Yessi, el Comando de Organización., toda esa patota…bueno…pero la columna que salió de Laguna Paiva a la Plaza de Mayo volvió por suerte completa, el único que llegó herido fué en ese momento mi yerno, que fue luego uno de los primeros asesinados por la Triple A. Quizá la formación, la militancia, y todo lo que surgió durante estos años en el marco de lo que significó el Peronismo para nosotros nos curtió y dolió mucho.”
EL DOLOR, EL SECUESTRO Y LA BRONCA
“Ya sabemos lo que es historia reciente, no es muy lejana; sabemos lo que pasó con el mandato de Isabel. Esta es una etapa dolorosa por que ya ahí no era que caíamos presos sino que los compañeros directamente desaparecían y luego aparecían muertos, ya con la conformación de la Triple A. El 2 de febrero de 1975, mi yerno, quien hacía muy poco se había casado con mi hija mayor, va a una reunión a un lugar… el era un cuadro político muy bien entrenado, sabía nadar…apareció como a los cinco días de haber desaparecido en el rio de San José del Rincón, muerto… no tuvo la suerte que tuvieron otros compañeros. Así fueron desapareciendo compañeros, aparecían algunos muertos, otros no sabíamos donde estaban… y ahí, de a poco, lo que nosotros concebíamos como Justicia Social se convirtió en la lucha por los Derechos Humanos. Antes hablábamos de Justicia Social, después, en el 74 y 75, empezamos a hablar de Derechos Humanos, que es un derecho pétreo, un derecho que todos tenemos, y empezamos a sentir en carne propia el hecho de que los compañeros estaban desapareciendo, aunque no existía la figura del desaparecido, ni siquiera sabíamos que no iban a aparecer. Creíamos que los tenían en alguna cárcel, que no querían dar a conocer que estaban presos; para nosotros estaban presos, no teníamos la figura que debíamos haber tenido, porque a pesar de que Felipe Vallese había desaparecido años antes y no fue encontrado nunca, no habíamos podido ver con claridad lo que significaba la nueva figura que se estaba instalando en ese momento, aumentada con el gobierno de la dictadura de Videla, Massera y Agosti. Después vino una etapa muy fuerte, de no saber donde estaban mis hijos, que eran todos hombres que militaban, mi hijo mayor ya estaba casado, mi hijo menor estaba en el Seminario Salesiano de Bignon, Provincia de Córdoba… Bueno, yo caigo presa, me secuestran a mi el día 23 de marzo del 76 a la noche, día previo al golpe… porque yo tenía una militancia bien conocida por todo el pueblo, porque en una ciudad chica se conoce todo el mundo…bueno mi militancia era reconocida… a mi me detienen el 23, me llevan a un lugar, después a otro… yo vivía en la casa de mi hija y quería que ella viajara a Buenos Aires… mi yerno, el que apareció en el rio San José del Rincón se llamaba José Agustín Rojas…ella se fue de Paiva y me dejó la nena, que todavía no tenía un año. A mi me secuestran estando mis hijos, que eran menores, presentes. Mi hija menor tenía más o menos cinco años y medio, mi hijo tenía de 11 a 12 años y la mayor de mis hijas, Griselda, que estaba allí en ese momento tenía 15 años. Bueno, llega un operativo muy grande cuando estaba con mis hijos y mi nieta, mis hijos asisten al allanamiento de la casa, a mi secuestro… los milicos fueron unos flores de hijos de puta… cuando trataron de hablar con los chicos mi hija mayor se había quedado muda del susto… a la nena que no tenía todavía un año le pusieron un revólver en la cabeza, y mis hijos lloraban mientras a mi me vendaban y me sentaban en una silla… siguieron buscando cosas en la casa, en la que no había absolutamente nada… yo les pedía por favor que me sacaran de la casa para que mis hijos no vieran como me trataban…yo estaba vendada con una sábana que habían roto…después que me sacaron me tiraron sobre el piso de un auto, pusieron sus pies encima mío y después que transcurrió un largo rato en eso de peregrinar, ponerme en un lugar y al otro día volver a sacarme y llevarme a otro…de llevarme después a un lugar donde tuve que bajar escaleras…tengo entendido que eso era el polvorín de la Escuela de Cadetes General Belgrano… en fín, de estar seis meses secuestrada, recorriendo diferentes lugares, me legalizaron en Devoto. A mi hijo, que estaba en el Seminario, le dieron un año de permiso “para que piense”, pero seguramente el hecho de decirle a mi hijo que salga “para pensar” del Seminario era porque yo había caído presa. Estuve en Devoto y creo que no vale la pena relatar lo que fue el cautiverio por lo doloroso que fue. La Iglesia empieza a pedir por mí, Monseñor Zaspe pide por mí a Videla y un día, después de estar 16 ó 17 meses en Devoto, me dan la libertad y me llevan a Coordinación Federal, donde estoy cinco días.”
REHACER LA VIDA PARA LA LUCHA
“Cuando salgo en libertad trato de reunirme con mi familia, con mis hijos, a los dos, tres días, gracias a algunos compañeros, pude reunirme con ellos. Así me quedé a vivir en Merlo y a raíz de eso, ví que había un solo camino para ayudar a los compañeros que tenían una militancia muy fuerte y sacar para afuera todo lo que sucedía en nuestro país. Primero que nada, teníamos que darnos cuenta de que esto de la desaparición de personas no era una cuestión conocida. En la cárcel no nos dábamos cuenta de esta nueva figura, creíamos que nuestros desaparecidos estaban en Minas Gerais o en algún lado que nos habían dicho y que los iban a soltar y que se yo…bueno, cuando salimos muchos de los compañeros nos volvimos a reunir con algunos… cuando uno sale de Devoto con todo lo que pasó y principalmente después del secuestro piensa mucho, medita mucho en lo que va a hacer y en el peligro que se expone y expone a la familia ¿no?...mis hijos estaban comprometidos con su militancia y al mes que yo salgo de Devoto desaparece mi primer hijo junto con el compañero de mi hija, ambos militantes de Montoneros… ellos desaparecen el primero de agosto de 1977…mi hijo era Enrique Ramón Cobacho y el compañero de mi hija se llamaba Eduardo Oscar Danielis. Ahí, con todas las limitaciones que uno tenía en ese momento, porque había una dictadura feroz en donde no cabía una gran apertura democrática, no se la veía todavía, recién esta empezó en el año 80, 81, cuando ya teníamos asimilado lo que significaba un detenido-desaparecido, empezamos a conformar la Comisión Peronista de Derechos Humanos, para poder ayudar a los compañeros que estaban presos. Y así, con la misma necesidad y la misma fuerza con que decíamos Justicia Social empezamos a hablar de lo que significaba el pleno goce de los Derechos Humanos, que en ese momento estaban siendo violados de todas formas. Las cárceles nos marcaron a los militantes lo que teníamos que hacer; hacíamos denuncias al exterior dado que los seguidores de la dictadura acuñaron la frase “los argentinos somos derechos y humanos”, que significaba la mayor burla que podía producirse; el Mundial del 78, y en diciembre de 1978 desaparecen mi hijo, mi nuera y mis dos nietos, uno tenía un año y el otro dos años y medio, casi tres. Fueron llevados al Olimpo. Después a mis nietos se los devuelven a los abuelos paternos, dado que el padre de mi nuera era un militar… gracias a Dios devolvieron los chicos, pero mis hijos continúan desaparecidos. Esto es lo que marca el compromiso y la fuerza necesaria como para seguir después de todo lo que uno ha pasado, para que no vuelva a pasar.”
MILITANCIA, DERECHOS HUMANOS Y FUNCION PUBLICA
“ Una vez instalada la democracia, vuelvo a comprometerme. Milito en Intransigencia y Movilización Peronista partidariamente, era una linea interna del Partido Peronista, trabajando justamente en Derechos Humanos, alcanzando cosas, haciendo colectas para los compañeros que todavía estaban presos…y bueno… cuando viene la apertura democrática es mas fácil, porque ya los organismos estaban constituidos. Yo me acuerdo que el primer organismo que se constituye en ese momento era la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, fue el primero que sale a la luz y cuyos fundadores fueron Pimentel y Emilio Mignone. Después, con el transcurrir del tiempo se fueron organizando Madres, Abuelas, lo último que se organizó… estuvo el CELS…crecen los organismos después de las necesidades de saber que pasó con todos los desaparecidos y con la gente que estaba en las cárceles, ya que hubo compañeros que estuvieron hasta el 84 , 85, en las cárceles de la dictadura y que en ese momento fueron de la democracia… y ahí nos dimos la dolorosa tarea de empezar a retratar la historia de cada uno, de saber lo que es la militancia por los Derechos Humanos. Así como antes militábamos por la Justicia Social ahora era un nuevo momento para militar por y para los Derechos Humanos y ayudar a todos los compañeros y ser solidarios, que era una cuestión como que se había perdido un poco debido a la clandestinidad y a todas las cuestiones que sucedieron. Como dije, vuelvo a militar dentro del Peronismo, en Intransigencia y Movilización Peronista, vuelvo a participar en cuestiones del Partido con la democracia; pero también con una directriz de lucha dedicada a los que no estaban; justamente era el reconocimiento y el saber… ya empezábamos a saber a través del Juicio a las Juntas, mas allá de lo que nos había pasado a cada uno, lo que había pasado en cada cárcel… de los horrores que habían pasado tantos compañeros a través de sus testimonios detenidos durante el gobierno de facto. Así llego a ser Senadora por la Provincia de Buenos Aires, primero fui Convencional Constituyente por la Provincia de Buenos Aires, donde logro insertar el Hábeas Corpus, el Hábeas Data, el Recurso de Amparo, entre otras cosas, que podrían mejorar lo que se había violado. Hubo muchos compañeros, de los que hoy nadie se acuerda pero que fueron puntales en la lucha por los Derechos Humanos. Así como hablaba de la APDH se conformaron los organismos que actualmente están, menos HIJOS, porque en aquel momento los hijos de los desaparecidos eran chicos, y a medida que fueron creciendo también se fueron organizando. Después de ser Senadora por la Provincia llego a “encontrar mi lugar en el mundo” como quien dice, que es la creación de la Secretaría de Derechos Humanos. Desde que se creó la Secretaría , el 5 de febrero del 2002 y se hizo cargo Jorge Taiana como Secretario yo, como Subsecretaria, me aboco exclusivamente a la creación de un área que es Investigación y Memoria que tiene como función relevar todo lo que fue el gobierno de facto. Y no solo eso, sino en el marco del Estado de Derechos en que estábamos, con la democracia mas consolidada y habiéndose caído las mal llamadas Leyes del Perdón, del Punto Final y Obediencia Debida, empezamos a trabajar más fuertemente en la recuperación de la historia, que es construir la Memoria.”
Fragmento de una entrevista exclusiva realizada a Sara Derotier de Cobacho por Jorge Luis “Pampa” Ubertalli el 24 de septiembre del 2009. Esta entrevista, que debía ser reproducida en el que debía ser órgano de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, “La Casita”, no fue nunca publicada, puesto que el órgano, cuyo cargo de Secretario de Redacción iba a ocupar el autor de esta nota, no vió la luz. Supuestas diferencias ideológicas y políticas del autor con funcionarios allegados a Sara, produjeron su apartamiento por parte de éstos del proyecto editorial, que salió más tarde con otro nombre y sin reproducir la entrevista que hoy se transcribe.

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