Jorge Gugliotta, referente del Frente Guasú Regional Buenos Aires -espacio político liderado por el ex-Presidente Fernando Lugo en la República del Paraguay.

Entrevistamos en exclusiva al antropólogo Jorge Gugliotta, referente del Frente Guasú Regional Buenos Aires -espacio político liderado por el ex-Presidente Fernando Lugo en la República del Paraguay. Secretario General de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, integra la Asociación de Profesionales Paraguayos en Argentina (APPEA) y el Congreso Permanente de la Migración Paraguaya. En esta oportunidad, analiza la situación política actual en Paraguay luego de la destitución del Presidente Fernando Lugo a partir de un golpe institucional llevado adelante por el Congreso Nacional. Evalúa la fallida alianza con el Partido Liberal, explica la dinámica social alrededor del Frente Guasú y reflexiona sobre cómo avanzar en la conformación de un espacio progresista en Paraguay. Leer más.

¿Cuál es la situación política actual en Paraguay luego de la destitución del Presidente Lugo a partir de un golpe institucional por parte del Congreso Nacional?

El escenario es negativo, en Paraguay ha vuelto a gobernar la derecha luego de un golpe institucional llevado adelante por el Congreso Nacional. Ante este contexto, como militantes del espacio que encabeza Fernando Lugo, destacamos el accionar de los movimientos y las organizaciones campesinas que empezaron a mostrar formas de resistencia muy originales. Se trata de focos diseminados y fragmentados que, además, son negados e invisibilizados por los medios hegemónicos. En este sentido, Paraguay no se diferencia de los distintos países de la región en relación al accionar de los grupos mediáticos como representantes de los intereses de los grupos económicos. En el caso de Paraguay, incluso son parte de los grupos económicos: El diario ABC y el Grupo Zuccolillo, a modo de ejemplo, están fuertemente ligados a los agronegocios. Es importante destacar que se trata de un país en donde el 80 % de las tierras cultivables están concentradas en manos del 4 % de la población. Y el 25 % de esas tierras son propiedad de extranjeros, algo que no sucede en ningún otro país. Además, el campesinado es mayoritario y reemplaza a lo que en Argentina sería la clase obrera. Todo esto da cuenta de la importancia de la tierra.

Ahora bien, luego de la destitución del Presidente Lugo asume Federico Franco, quien ha mostrado muchas falencias e incluso los mismos sectores conservadores lo ven bastante frágil y timorato. Entonces, lo que está haciendo Franco es funcional al Partido Colorado: puso en descrédito a su propio espacio (el Partido Liberal Radical Auténtico) que, si bien tiene una orientación conservadora, siempre fue visto como un partido democrático.

Este sentido, ¿qué ha ocurrido con los cambios que había iniciado el Presidente Lugo al interior del Estado?

Al día siguiente de la destitución del Presidente Lugo, cuando asume Franco, se le abren las puertas a todos los avances de la derecha que eran frenadas por el gobierno. A modo de ejemplo, se iniciaron negociaciones con Río Tinto Alcán, una empresa canadiense de producción de aluminio que no era aceptada en ningún país del Hemisferio Sur por contaminante. Por otra parte, es de notorio conocimiento el cesanteo de empleados públicos, los cambios en la TV Pública y el desmantelamiento de programas y planes en las áreas sociales, de salud y educación.

De todas maneras Paraguay vive un nuevo escenario político. Lugo, quizás por su formación religiosa, tiene una profunda fe en que se puede consensuar, incluso con sus adversarios. Eso debilitaba su perfil político, pero es innegable que el proceso liderado por Lugo le abrió la puerta al desembarco de nuevos actores políticos y a una nueva práctica política. Este nuevo paradigma, que por ahora es incipiente, confronta con el paradigma tradicional -conservador, prebendario y corrupto- del Partido Colorado. Se trata de un antes y un después en la historia paraguaya, estos nuevos actores vinieron para quedarse y van a disputar en la arena política.

A partir de la presidencia de Lugo aparece el Estado por primera vez, reemplazando al partido, y se hacen visibles ciertos sectores que fueron invisibilizados durante sesenta años. En Paraguay la migración se presentaba como una especie de cesura, de grieta, por donde se arrojaban los desocupados, los excluidos, los que pensaban diferente, los campesinos sin tierra. Esto le fue funcional al Partido Colorado, era una forma de exportar la pobreza, el descontento y a los adversarios. Por otra parte, con el proceso liderado por Lugo también aparece una conciencia ciudadana que incluye al migrante paraguayo. Esa persona que migraba de Paraguay, salvo que fuese un cuadro militante, de alguna manera trataba de cambiar todo en su lugar de destino, inclusive su ciudadanía, porque venía de un país que no le había reconocido nada. Hoy, la toma de conciencia de la migración hace que, en algún punto, los migrantes se empiecen a organizar y a luchar por sus derechos ciudadanos. Esto, a modo de ejemplo, los llevó a trabajar para un referéndum, que se hizo el año pasado, por el cual se logra una enmienda en la Constitución que permite que el/la paraguayo/a migrante pueda elegir y ser elegido/a. Además, durante el proceso de Lugo aparece una Embajada de puertas abiertas, que rompe con la cultura diplomática tradicional, permitiendo que uno de los migrantes, uno de los nuestros, sea elegido como embajador. .

Pensando en la importancia de avanzar en un espacio progresista en Paraguay, ¿qué balance hace de la alianza con el Partido Liberal, que luego materializa la destitución del Presidente Lugo?

Considero que con el diario del lunes es más fácil hacer una observación. En este sentido, muchos podrían haber pensado que el espacio tenía que tener un tiempo de maduración para llegar al gobierno, pero también hay que tener en cuenta que veníamos de sesenta años de hegemonía del Partido Colorado. Recuerdo que el Ingeniero Canese comentó un encuentro con Lula Da Silva, antes de conformar la alianza con el Partido Liberal, y el ex-Presidente de Brasil les dijo: “ustedes tienen que pensar qué es lo que quieren. Si quieren ser gobierno, la única forma es haciendo una alianza con el Partido Liberal, deben evaluarlo o, sino, tienen que esperar”. Entonces, de eso se trataba, esa era la decisión que había que tomar y puede que haya sido una decisión equivocada. Es importante destacar que el proceso empieza sin intenciones de llegar a la presidencia sino recorriendo el territorio. Así fue que, en el cara a cara con las organizaciones campesinas, con el pueblo, comienza la construcción de poder real que luego desembocaría en el espacio que lleva a Lugo a la presidencia. Ocurrió todo tan rápido que cuando llegan las elecciones se cortó esa construcción y se estableció una brecha entre las bases y la superestructura. En la superestructura tampoco teníamos cuadros para hacernos cargo de un país y se abocó a la gobernabilidad, esto impidió construir un puente sólido y una articulación constante con las bases. Esto es lo que ocurrió y, de alguna manera, se nota mucho el día del golpe. Desde la mirada que uno tiene en Buenos Aires, uno podría haber esperado una suerte de 17 de octubre, o lo que se armó en Ecuador, sin embargo esa articulación entre bases y superestructura estaba debilitada y las organizaciones no sabían como moverse. Esto sumado a que fueron obturadas por la derecha. La movilización fue trabada por los partidos tradicionales, las empresas de micros fueron pagadas para no movilizarse.

En este marco, tenemos que tener en cuenta que en Paraguay pasa algo diferente a lo que ocurrió en la región. El PT de Brasil, por ejemplo, se funda a principios de los ’70 y después de más de treinta años logra gobernar el país. En Uruguay, con el Frente Amplio, ocurre algo parecido. En Paraguay, en cambio, el espacio progresista primero pone un presidente y después se forma el Frente Guasú, que busca aglutinar a todos los sectores progresistas, a toda la izquierda. La falta de experiencia hizo que todos los partidos apoyaran la candidatura de Lugo a la presidencia pero se atomizaran en las candidaturas a intendentes y legisladores. Esta debilidad se notó en el Congreso.

¿Cómo está conformada esa dinámica social alrededor del Frente Guasú y qué nos puede decir de la candidatura de Aníbal Carrillo?

Después del golpe vino la desazón, el bajón, y golpeo anímicamente a toda la militancia del campo popular. En nuestro caso, en Buenos Aires, los que somos parte del Congreso Permanente de la Migración Paraguaya estuvimos tres semanas sin salir. Pero luego todo se empezó a reorganizar. En una primera etapa hubo una fuerte autocrítica. Me tocó participar de un plenario del Frente Guasú en Paraguay y se discutió mucho sobre esta brecha con las bases, la falta de articulación. Incluso las organizaciones campesinas se lo manifestaron al propio Fernando Lugo. Esta etapa concluyó y ahora toca construir. Es un momento de maduración política del pueblo paraguayo y creo que ahora somos conscientes de que se puede. Ahora, tanto las organizaciones campesinas como los partidos que conforman el Frente Guasú saben que es posible y si se logra ser gobierno no se repetirán muchos de los errores.

El Frente Guasú está compuesto por tres organizaciones y siete partidos -la mayoría de los partidos de izquierda. En este marco, considero que la candidatura de Aníbal Carrillo es muy interesante. Se trata de una persona con un perfil político, que se diferencia de Lugo en cuanto que el ex-Presidente ingresa a la política por una cuestión más idiosincrática que ideológica. El pueblo paraguayo es profundamente religioso. Si vemos, por ejemplo, lo que ocurre en Bolivia, el hecho de que su Presidente surja de los pueblos originarios es algo lógico y racional -lo irracional fue lo que ocurrió hasta ese momento. En Argentina, el peronismo fue el movimiento que marca un antes y un después en la historia del país. En Brasil, por su parte, paso a partir de un obrero metalúrgico que llega finalmente a la presidencia siendo el país más industrializado de Sudamérica. En esta línea, en Paraguay tenía que pasar por lo religioso. Esto fue así, Lugo, primero dando misa y representando y alzando la voz de los campesinos sin tierra, se transforma en una figura muy importante. Aníbal Carrillo tiene un perfil distinto, es un cuadro político con trayectoria e historia de militancia que perteneció a la izquierda del Partido Febrerista, hoy pertenece al Partido Tekojoja.

¿Qué rol cree que va a jugar Lugo?

Fernando Lugo va a acompañar, es una figura importante que le credibilidad y transparencia al Frente Guasú.

¿Cómo analiza la reacción unánime de los países vecinos a través del Mercosur y la UNASUR?



Por supuesto que todos los sectores de izquierda en Paraguay se sienten muy agradecidos por la solidaridad. Por otro lado, dada la consolidación del proceso de integración a partir del 2000, no se esperaba otra cosa. Durante los últimos años ha nacido una especie de conciencia bolivariana, de Patria Grande, que hace posible un nuevo relato, confrontando con las posiciones de derecha, conservadoras, que pregonaban una historia mitrista de patria chica. De alguna manera eso también empezaba a pasar en Paraguay. En este sentido, si hay algo que sentí el día del golpe es que algo había cambiado. De chico me había hecho mella esa frase de Roa Bastos que decía que “Paraguay era una isla rodeada de tierra”. Había internalizado esa frase, me parecía que el escritor lo había visto claro porque la lucha y la resistencia del pueblo paraguayo era como la lucha y la resistencia de un naufrago que no podía ser ni oído ni visto por nadie. Pero finalmente el día del golpe nos dimos cuenta de que eso ya no existía. El golpe a Paraguay era el golpe a la región, era el golpe a los países que lo rodeaban. Paraguay con Lugo tuvo su momento más universal -o por lo menos se aproximaba a ese momento- donde ya no estaba encapsulado, las naciones de la región estaban preocupadas por lo que sucedía.

Por su parte, las medidas que se tomaron contra Paraguay fueron contra el golpismo y no contra el pueblo. Cualquier paraguayo puede ingresar a la Argentina, Brasil, Bolivia, o cualquier país de la región, sin ningún impedimento. Esto nos gratifica, nos hace sentir acompañados. Los paraguayos en Argentina siempre organizamos cuestiones para la resistencia y siempre tenemos el apoyo de las organizaciones políticas argentinas y de instituciones como la Casa Patria Grande “Néstor Kirchner”.

¿Cómo es la construcción del Frente Guasú en la Argentina?

El Frente Guasú en la Argentina está atravesando un proceso por el cual se está construyendo la unidad. Luego de haber estado dispersos, estamos en esa dirección. Tal como lo señala Cristina Fernández de Kirchner, cuando la Patria te llama, te llama unidos y organizados. Por eso tenemos que dejar las mezquindades, los egoísmos de lado y pensar cuáles son los objetivos más profundos.

¿Cuáles cree que son los principales desafíos para el Frente Guasú de cara a un próximo gobierno?

En un país donde la población campesina es tan numerosa, con una concentración de tierra tan grande -la mayor de América Latina, y quizás del mundo-, uno de los principales desafíos tiene que ver con una reforma agraria que tenga en cuenta ciertas características culturales e históricas de Paraguay. Hasta la llegada de Stronismo muchas tierras eran del Estado. Por eso este necesario proceso tiene que ver con la recuperación de tierras mal habidas por parte de muchos personeros del Stronismo, que se apropiaron de ellas, y con su distribución a los campesinos. La reforma agraria tendría que ser en esos términos.

Por otro lado, llevar adelante un proceso de industrialización y atender a la cuestión energética. Son dos cuestiones que van de la mano. Paraguay tiene las represas más grandes de América Latina pero tiene que renegociar los convenios con Brasil y Argentina. Se trata de recursos capitales para el país y esos convenios fueron realizados por gobiernos de facto. El gobierno de Lugo avanzó en la renegociación, pero aún falta avanzar en esa dirección. Por otra parte, avanzar y profundizar las políticas sociales que se llevaron adelante durante la presidencia de Lugo. No se pueden perder estos logros, por primera vez hubo una política de salud pública y de educación. Todo esto ayudará a terminar con esta naturalización de la migración, esa expulsión, ese flagelo que viene de décadas atrás. Por último, lograr que el Estado contribuya al desarrollo, que cumpla con las funciones que tiene que llevar adelante y no sea un coto de caza de un partido.

 

Reportaje de Federico Montero y Telémaco Subijana

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