CREAR DOS, TRES, MUCHOS PERÓN Escrito por Roberto Baschetti.
A la memoria de Monito y Tinolita que
lograron hacer felices, a quienes dieron
todo por el pueblo argentino.
lograron hacer felices, a quienes dieron
todo por el pueblo argentino.
Me propongo escribir sobre Juan Domingo Perón. Y por esa razón, sería imposible tildarme de adelantado, original o innovador tan siquiera. Millares de personas en todo el mundo ya lo hicieron: sea para tratar de explicarlo, para endiosarlo o para execrarlo.
Pero ciertamente hay un costado, un segmento, una línea, que nunca fue tratada en su conjunto ó en su totalidad. Me refiero al Perón personaje que puede ser parte de diversos universos no necesariamente contrapuestos aunque tampoco indefectiblemente unidos. La ficción, la lucha y el combate, la resistencia y el mito.
Seguramente usted debe desconocer que hay un Perón personaje de novela. El escritor, dramaturgo y novelista británico William Somerset Maugham (1874-1965) en su obra Christmas Holiday publicada en 1939, da vida a un personaje llamado John Perón que era miembro de la Real Academia y que entre 1880 y el fin de la centuria, había hecho muy buenas ganancias pintando retratos de jóvenes mujeres vestidas a la moda del siglo XVIII en compañía de caballeros igualmente trajeados. ¡Cuántos gorilas de diverso pelaje hubieron respirado tranquilos si ese hubiera sido el único Perón que se les cruzase en la vida!
Por nuestras tierras –siempre en el terreno de la literatura; humorística en este caso- el escritor y médico Eduardo Wilde (1844-1913), hace mención en uno de sus escritos a un chocolatero (fabricante de chocolate) francés, de apellido Perón, que había dado su nombre a ese producto repleto de calorías, inventando así mismo un slogan que proclamaba El chocolate Perón es el mejor chocolate. El relato que hace Wilde en 1874, de cómo este hombre impuso su producto, se asocia rápidamente con la necesidad que tuvieron todos los políticos argentinos desde 1943 en adelante de relacionarse de alguna manera con nuestro Líder (en el gobierno o en el exilio) para no quedar irremediablemente afuera del juego político. Veamos: “La casa de Perón era un verdadero jubileo (…) desde Madrid, que es la ciudad en que indudablemente se toma más chocolate, se solicitó facturas del señor Perón y una sucursal fue establecida en aquella corte, y la reina no tomaba otro chocolate que el de Perón, y comenzó la falsificación y hasta los mismos chocolateros, que confeccionaban chocolate mejor que el de Perón, se vieron obligados a poner el rótulo francés a su chocolate, pues no tomando nadie sino chocolate de Perón, se exponían a quebrar si se obstinaban en vender otro chocolate” Si se me permite una licencia socio-histórica, seguramente con el tiempo de haber persistido en su encomio, aquel Perón también podría haberse convertido en “el primer trabajador”.
El escritor irlandés, nacido en Dublín, educado en una familia pobre y protestante, George Bernard Shaw (1856-1950), ganador del Premio Nobel de Literatura en 1925, también hace mención con 94 años de vida y en el año de su deceso, al fenómeno Perón; reivindicando para si, de alguna manera, la paternidad de la doctrina peronista, nada menos. “Todo lo que el general Perón dijo lo había dicho yo antes de que él naciera. Si la República Argentina exporta toda su carne y vive de verduras crudas, como yo lo hago, criará la raza humana mejor del mundo”. Pero yo le desconfiaría un poquito a su consejo, porque a que lugar del planeta por aquel entonces se iba a exportar la carne que no fuera el Reino Unido del cual él, era un súbdito más. O sea que ellos se comerían toda nuestra carne y nosotros a alimentarnos a base de lechuguita. No me cierra………. De todos modos, muchas gracias igual, por el consejo.
Cerrando el dossier cuento y novela, debe decirse que el escritor contemporáneo nacido en Perú, Alfredo Bryce Echenique suma a su profusa narrativa, una ficción titulada, El carísimo asesinato de Juan Domingo Perón. La trama es que a fines de los años ’60, tres “buscas” latinoamericanos que sobreviven como pueden en la ciudad luz, son contratados para asesinar al mítico general argentino exiliado en Madrid. El relato es parte del libro Guía triste de París, publicado por Alfaguara en 1999.
En octubre de 1990 pasó por cuatro salas porteñas al mismo tiempo una película policial titulada Impulse y rebautizada en castellano Tentación peligrosa, del ignoto director Sondra Locke. El guión gira sobre el tráfico de drogas, la violencia desatada en ese entorno, automóviles que se persiguen, chocan y vuelcan cada dos por tres, calles tenebrosas y asimismo la prostitución latente, que una agente policial infiltrada en el hampa desarrolla para dar con el capo mafia, narcotraficante de lo peor, hombre sin escrúpulos que mata por placer y que se llama: ¡si señores acertaron!: Perón.
Como escribió al momento de su estreno, el crítico cinematográfico Marcelo Zapata, el espectador asiste a diálogos como estos: “¿Perón ha muerto?”, pregunta un policía. “No. ¡Perón está vivo!” responde otro. Y sigue la cosa entre Perón esto y Perón lo otro, logrando así que solo en la Argentina esta película, además de entretener y provocar suspenso, también haga reír”. Nunca se sabrá si el nombre del villano se debió a una casualidad o a una estrategia de esas a que es tan afecta la CIA para dirigir nuestras voluntades y clarificar nuestras mentes putrefactas de “cabecitas” y tercermundistas, pero por las dudas no se extrañen si dentro de poco sale algún otro film por el estilo, siendo el malo de turno un tal Hugo Chávez.
Y también hay un Peron (sin acento) yanqui; pero este es real; de carne y hueso. Fue el que en 1997 se postuló en la interna del Partido Republicano en California. Se llama Dennis Peron, se define como homosexual y es veterano de la guerra de Vietnam. Es uno de los fundadores del Cannabis Buyers Club, organización sita en la ciudad de San Francisco, que tiene como fin suministrar gratuitamente marihuana a los enfermos terminales de ese estado norteamericano que así lo soliciten. Como era de prever la Corte de aquella ciudad consideró la actividad del club como ilegal, pero Dennis no les dio bola y siguió adelante con su actividad solidaria. Dejó una frase peroniana para el recuerdo: “No me importa. Yo sabrán quien soy. Verán en mí un hombre nacido para la guerra”.
Y también hay un Peron (sin acento) yanqui; pero este es real; de carne y hueso. Fue el que en 1997 se postuló en la interna del Partido Republicano en California. Se llama Dennis Peron, se define como homosexual y es veterano de la guerra de Vietnam. Es uno de los fundadores del Cannabis Buyers Club, organización sita en la ciudad de San Francisco, que tiene como fin suministrar gratuitamente marihuana a los enfermos terminales de ese estado norteamericano que así lo soliciten. Como era de prever la Corte de aquella ciudad consideró la actividad del club como ilegal, pero Dennis no les dio bola y siguió adelante con su actividad solidaria. Dejó una frase peroniana para el recuerdo: “No me importa. Yo sabrán quien soy. Verán en mí un hombre nacido para la guerra”.
Ya durante su gobierno, Perón nuevamente apeló a un seudónimo para hacer saber su punto de vista sobre diferentes asuntos coyunturales. Se trataba de una recopilación de 60 artículos escritos originariamente en el diario matutino “Democracia”, ahora agrupados con un nuevo título: Política y estrategia. (No ataco, critico). Salió en 1952 y fue editado por la Subsecretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación.
Jóvenes peronistas que lo frecuentaron en Madrid en 1964, comentaron que Perón era un estudioso de la obra de René Descartes (1596-1650) y que les confió, que le había recomendado a Ernesto Guevara la lectura del famoso Discurso del Método, esperanzado de que su lectura pudiera revertir la decisión del “Che” de combatir hasta la muerte. Es decir, buscar siempre establecer la duda, como método racional de análisis. El mismo seudónimo (Descartes) Perón lo usó “a posteriori” en su exilio para comunicarse vía carta con sus seguidores. Veremos luego que no sería el único.
Firmando como Descartes, precisamente, escribió un 31 de julio de 1952: “Muchos han despreciado el ingenio y el poder del pueblo, pero a largo plazo, han pagado caro su error. Los pueblos siguen la táctica del agua; las oligarquías, la de los diques que la contienen, encauzan y explotan. El agua aprisionada se agita, acumula caudal y presión, pugna por desbordar; si no lo consigue, trabaja lentamente sobre la fundación, minándola y buscando filtrarse por debajo; si puede, rodea. Si nada de esto logra, termina en el tiempo por romper el dique y lanzarse en torrente. Son los aluviones. Pero el agua pasa siempre; torrencial y tumultuosamente, cuando la compuerta se muestra impotente para regularla”.
Desalojado por la fuerza de las armas el gobierno constitucional peronista en septiembre de 1955, comenzó en el país una ola de revanchismo sin precedentes en toda su historia. Perón fue el epicentro de los ataques. En un principio, un tribunal Especial de Honor de las FF.AA. lo descalifica por falta gravísima, debido a la cual le queda prohibido ostentar el título de grado y el uso del uniforme instrumentando en tal sentido, un decreto firmado por el general Lonardi y el teniente coronel Turolo. Además, debió soportar más de veinte juicios armados por sus
enemigos para destruirlo. Entre los más importantes deben citarse: uno por traición a la patria; otro por asociación ilícita; otro por arbitrariedad e inconstitucionalidad en los actos administrativos; otro por malversación de fondos, otro por violación a los deberes del funcionario público, otro por estupro (con la estudiante de la UES, Nelly Rivas) y también uno por conspiración para la rebelión. Este último resulta muy paradigmático y muestra como se manifiesta la (in)justicia en un gobierno de facto, ya que los gorilas entronizados por la fuerza en el poder le hacían un juicio a Perón por ser el culpable de las conmociones sociales posteriores a su caída (es decir, la Resistencia Peronista). Cabe recordar que la misma lógica de pensamiento aplicaron cuando ocurrieron los bombardeos de junio a Plaza de Mayo en el ’55: Perón era culpable de infinidad de muertes de trabajadores que salieron a defenderlo pese a que la metralla y las bombas las habían lanzado ellos desde aviones preparados para la defensa nacional.
El exilio de Perón será tan largo como productivo en materia política. Primero va al Paraguay (1955), luego a Panamá (1955-56), más tarde a Venezuela (1956-58) y después a República Dominicana (1958-59). Por fin, el 2 de enero de 1960 se instala en Madrid donde vivirá durante doce años. De la primera etapa de su exilio son tres libros sucesivos en los que reivindica su gobierno y ataca a la oligarquía y el imperialismo. El primero es La fuerza es el derecho de las bestias, frase que tomó del jurista, político, filósofo, escritor y orador romano Marco Tulio Cicerón (106-43 AC). Hubo ediciones del libro en Panamá, Perú, Chile y España. La editada en nuestra patria, merece ser comentada porque demuestra vivamente el espíritu indomable de la Resistencia Peronista. En una calurosa tarde de diciembre de 1956, en el medio de una represión generalizada contra todo lo que oliera a peronismo, tres jóvenes nucleados en una de las “Agrupaciones de la Resistencia”, comienzan la edición clandestina de este libro, en una casita de Lomas de Zamora convertida en un improvisado taller, donde durante todo el día daban “manija” y “manija” al querido y recordado mimeógrafo. (Que era del mismo modo maldecido y reputeado cuando no funcionaba o se empastaba). Fue un trabajo enorme no exento de inconvenientes y problemas. A los precarios medios técnicos evidenciados, se sumó la falta de luz eléctrica en la casa y el hecho insólito de que patio de por medio funcionaba una comisaría, por lo que debieron intensificar las medidas de seguridad para no ser descubiertos. En pocos días se terminó una primera tirada de 350 ejemplares, los cuales todos envueltos para regalo fueron dejando el lugar como si se tratara de primorosos obsequios para la Navidad próxima. Esa primera edición clandestina fue prologada por un anónimo compañero que firmaba como “Martín”. La tapa se debió a la obra de un artista plástico que por razones de seguridad no la firmó, pero que creo saber quien fue (Juan Bettanin). Allí se presentaba la figura de un filibustero gigante armado, arrasando con todo lo que había a su alrededor, en tanto afirmaba sus pies sobre dos naves de guerra –una con la bandera inglesa, otra con la norteamericana- que lo transportaban.
Hay otro comentario escrito de Perón en este libro que puede aseverarse sin lugar a dudas, que resiste el paso del tiempo y mantiene rigurosa actualidad: “En el movimiento de liberación nacional que sostenemos y por el cual luchamos, sabemos que tarde o temprano la decisión ha de favorecernos. Nosotros luchamos por un país y por un pueblo joven que se organiza en el mayor desorden; ellos luchan por un imperialismo que se deshace en el mayor orden”.
El 3 de febrero de 1958 desde Ciudad Trujillo, en una carta dirigida a sus seguidores, Juan Perón explica porque debe votarse a Arturo Frondizi en las presidenciales que se acercan. Pero también deja claro cual es su norte. “El objetivo supremo del Movimiento Peronista es el cumplimiento de su programa nacional-liberador, para lo cual necesita conquistar el poder. Impedidos de actuar en la legalidad, perseguidos implacablemente, oprimidos por la más tremenda coalición de intereses antinacionales y antipopulares que conozca la historia argentina, no tenemos otra vía que la violencia: a esa realidad dolorosa responde toda nuestra estrategia, basada en la intransigencia y la resistencia civil. La actitud frente al acto electoral es una simple maniobra táctica, dentro de esa estrategia encaminada a la insurrección popular”.
Desde un tiempo atrás (al menos desde marzo de 1957), Perón comienza a hacer uso de un nuevo alias para sus directivas a las que firmará como Pecinco. “P” por Perón, “Pecinco” porque 5 letras tiene su apellido. Siempre que usaba el mismo, su ayudante de órdenes, el mayor Pablo Vicente, que vivía con él en Caracas, agregaba al fin de la misiva “Es auténtica”. Otras veces las cartas no eran firmadas por su nombre y apellido, nombre de guerra, alias, ni por apócope alguno, sino por un conciso, seco y autoritario Comando Superior Peronista. Eso sí, su pensamiento seguía igual de intransigente. “La resistencia necesita más perseverancia que violencia esporádica. En esto hay que tener cuidado, porque hay dos clases de equivocados; los que creen que todo debe arreglarse con un nuevo golpe de estado, y los que piensan que el arreglo puede ser político. Los primeros abandonan la resistencia porque todo lo esperan de la nueva revolución, y los segundos son defensores de la pacificación, que es una utopía inconcebible en los actuales momentos. Equivocados o no, tales pajaritos de polenta, son los elementos derrotistas de la insurrección nacional, que es la única solución del problema popular argentino. Las soluciones de tipo golpista o pacifista son para los dirigentes, no para el pueblo; y nosotros no buscamos soluciones para nosotros, sino devolver al pueblo todo lo que estos canallas le han quitado”.
Los servicios de inteligencia argentinos y la CIA están detrás de los pasos de Perón. Y de sus dichos y actitudes. Cuando pueden, interceptan la correspondencia del Jefe exiliado que este envía a través de circunstanciales viajeros de confianza. Los gorilas intentan reducir su margen de acción y enterarse de sus planes. Perón actúa en consecuencia. Desde Caracas, 23-5-57, le envía una carta a “G2” (Juan R. Garone) sobre diversos aspectos de la problemática sindical latinoamericana (ATLAS, ORIT, CIOSL, etc.), aprovecha la misma para avisarle, que de ahora en más comienza a firmar como Gerente y que deja Pecinco de lado, por ser éste ya muy conocido por la dictadura militar argentina.
17 de noviembre de 1972. Luego de 18 años de injusto exilio, Perón vuelve a nuestra patria. La Resistencia Peronista ha logrado su objetivo. El Luche y Vuelve de la Juventud Peronista es una hermosa realidad. Obviamente los sectores gorilas y reaccionarios, ya desde un tiempo atrás resentidos por el inminente regreso triunfal del anciano líder, encuentran (como siempre) a los medios como aliados para hacer saber de sus odios y rencores. Ya no pueden por el momento, proscribir, perseguir, encarcelar, torturar, picanear, apalear, gasear, asesinar, fusilar y desaparecer al pueblo peronista (ya están a la vista los casos Felipe Vallese, Norma Misetich, Marcelo Verd, Sara Palacio). Pero no ahorran munición gruesa. Se definen como “la parte sana de la ciudadanía” y de que “las mayorías son pasto de los demagogos que las explotan y utilizan”, prefiriendo ellos por lo tanto como forma de gobierno “un despotismo ilustrado a un despotismo analfabeto” (escritora Alicia Jurado dixit).
Un minucioso relevamiento de todos los documentos, escritos y entrevistas que tienen como autores a los seguidores de la autodenominada “Revolución Libertadora”, dan por resultado los siguientes adjetivos calificativos vertidos y mechados también con conceptos descalificadores cuando no apocalípticos:
Para los peronistas: venales, cohechadores, adulones, intrigantes, codiciosos del poder, demagogos, masas ululantes que degradan a la mayoría.
Para el peronismo: de ofrecer falsas promesas, declaraciones huecas, rectificaciones temerarias, apostasías sin precedentes, zozobra, angustias, lágrimas, sangre, pobreza, oscuros presentimientos, insidia, mentira, cinismo, sensiblería, insultos, demagogia, explotación de la ignorancia por la deshonestidad, perversidad insondable, su incoercible depravación moral, la delincuencia política.
Pero el que se lleva todos los “premios” es Perón. Entre paréntesis van las cantidades de veces en que se usó cada palabra para con su persona: déspota (132), demagogo (130), tirano (128), cobarde (125), lesiva (112), afrenta (110), ignominia (97), irredimible (86), conculcó (85), depravación (80), degradación (80), perversidad (76), espíritu faccioso (65), humillante (54), fratricida (50), zozobra (35), deshonra (32), engaño (28), corruptor (23), siniestro (18), abominable (17), latrocinios (11), traidor (9), padre de la mentira (8), indeseable (4), sombra siniestra (1), regente totalitario (1), inverecundia (1), verdugo (1), alborotador público (1).
Perón en septiembre de 1973, fue por tercera vez presidente constitucional de los argentinos con 7.359.292 votos. (61,86%). El pueblo sabía que quería y como lograrlo. No le vendían así nomás gato por libre ni le hacían pasar león por perro.
Cuenta Perón: “Nunca he de olvidar una lección que aprendí cuando aun era muy niño. Discutía con una persona mayor sobre la veracidad de cierta afirmación por haberla leído en un diario. Esa persona tenía un perro que se llamaba León.
Cuenta Perón: “Nunca he de olvidar una lección que aprendí cuando aun era muy niño. Discutía con una persona mayor sobre la veracidad de cierta afirmación por haberla leído en un diario. Esa persona tenía un perro que se llamaba León.
Mire mi amigo, me dijo. Y dirigiéndose al perro llamó: ¡León! ¡León! ¡León! y este vino.
¿Has visto? Le digo león y viene. Pero no es león es un perro.
¿Has visto? Le digo león y viene. Pero no es león es un perro.
Desde entonces cuando leo o me dicen algo, lo primero que hago es discernir por mí mismo si ello puede ser o no; no sea cosa que digan que es león y luego resulte perro”.
Por Roberto Baschetti
Sociólogo e historiador
Miembro del Consejo Asesor Académico del Instituto Nacional "Manuel Dorrego"
Sociólogo e historiador
Miembro del Consejo Asesor Académico del Instituto Nacional "Manuel Dorrego"
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