Trabajadores de tierra y mar, esperando un regreso ‘En donde haya un obrero está la Patria’
Trabajadores de tierra y mar, esperando un regreso
‘En
donde haya un obrero está la Patria’
Evita
Por Jorge Luis Ubertalli Ombrelli (23
de noviembre del 2017)
No soy militar ni
lo fui nunca, para defender a mi pueblo y a otros que luchaban contra los
imperialistas y sus esbirros tuve que serlo. Pero mis orígenes son de
laburantes comunes: mamá, obrera del vestido y ama de casa, cortadora en Gath y
Chaves, llegó hasta segundo grado. Papa, obrero textil y luego empleado
municipal, cursó hasta tercer año nacional y se fue a laburar. O sea, soy un
hijo de la clase obrera argentina, y aunque mamá era italiana fue acriollada en
el laburo y el barrio por sus compañera/os y vecino/as, tomaba mate dulce, como
los del campo, ‘bastante amarga es la vida’ me decía. E independientemente de
traidores y alcahuetes esa clase obrera contagia, iguala en el laburo y la
joda, quiere a sus compañeros y hermanos y sobre todo a su Patria, la casa de
todos, y no se suma a entregas ni saqueos ordenados por ricachones y canallas.
Sale esto a flote-
ya que hablamos de submarinos- teniendo en cuenta la carta que los laburantes
del Complejo CINAR ( Complejo Industrial Naval Argentino)- TANDANOR (Astillero
Naval) leyeron frente a las cámaras y que fue difundida por el Sindicato de
Trabajadores de Talleres y Astilleros Navales en un video.
Los 50 laburantes
que, con mameluco- así le decía mi abuelo materno, mecánico- de trabajo y casco
protector posaron para la cámara, expresan- a través del compañero que la lee- “Es inexplicable el dolor que
sentimos desde acá al saber que nuestros compañeros y amigos de la tripulación
estén pasando este doloroso momento. Con ustedes compartimos no solo el día a
día, las charlas técnicas, los manuales o los planos. Conocemos sus historias,
sus sueños, sus vocaciones y el amor que tienen a nuestro país. Así como
discutimos sobre trabajo, como nos juntamos para sacar una obra adelante, también
nos juntamos todos en la misma mesa para compartir un asado. Y así los sentimos
nuestros amigos, nuestros hermanos. Ustedes son parte de nosotros como nosotros
de ustedes desde hace ya 10 años”.
Y aquí hacemos un
corte, porque los laburantes de tierra se refieren al momento en que entró el
San Juan a reparación, en el 2007. Ya habían pasado los años 90, cuando Cavallo
y sus compinches querían privatizar los astilleros y no pudo hacerlo porque en
ese momento, como informa el colega Sergio Kiernan en una nota de ‘Página 12’ del 17 de noviembre
último, reparaban otro submarino. En esa nota, Kiernan narra cómo se salvó de
la malaria el astillero, como se remontó luego la diáspora de los laburantes de
la mano de un capitán de navío ingeniero, como los viejos debieron instruir a
los jóvenes para llevar a cabo su trabajo, en fin. Lo mismo me contaron amigos
trabajadores del Estado, que en su momento visitaron el CINAR- TANDANOR y
entraron a ver al San Juan, me contaron sobre su emoción al ver todo este rejuvenecimiento
de la industria naval que los malandras de los 90, como los de ahora, querían
destruir.
Y bien, y la
anécdota ¿cual es? se preguntarán. El que esto escribe hace pocos días hizo una
nota en donde se decía, más o menos, que el submarino estaba argentinizando el
mar, en rebeldía con los canallas que hoy, cada día, le hacen un hueco al país
y a sus trabajadores para que se vaya a pique. Y los compañeros de tierra,
dirigiéndose a los laburantes del mar, les dicen: “Los esperamos sanos y salvos con la
tarea cumplida porque sabemos que ustedes ya son héroes, y nosotros los
esperamos acá.”
Y los esperan de
corazón, como siempre lo hacen los trabajadores. Porque de los que mandan, por
ahora, no hay solución posible. Convocan a ‘ayudar’ a encontrar a los héroes a
aquellos que ocupan territorio patrio y bancan la fragmentación y entrega del
país a ellos mismos y sus ‘hombres de empresa’. Esos que querían terminar con
la industria estatal naval y no pudieron en los 90, aunque están intentando por
todos los medios hacerlo ahora, como denuncia el Sindicato de
Trabajadores de Talleres y Astilleros Navales el 17 de noviembre último en su
Facebook: ‘No permitiremos ni un despido, Estamos en Estado de Alerta’ dicen. Y
agregan que cumplen 60 años de lucha. Que quieren tirar por la borda los
hipócritas y vendepatrias que si pudieran, y los dejamos, echarían a pique,
como dije, todo el país y esclavizarían a todos los laburantes. Porque no son
trabajadores ni argentinos, el país que saquean y venden no es el suyo, eso es
seguro, es el nuestro.
Si los
submarinistas argentinizan el mar, los laburantes de CINAR-TANDANOR
argentinizan la tierra, y otros lo harán desde el aire, o el subsuelo, o en
cualquier parte donde haya Patria. Porque como decía Evita: “Adonde haya un obrero
está la Patria”. Y esa no se vende ni se trafica, ni se arrodilla ante los
invasores y opresores de pueblos, aunque un gobierno de canallas los llame a
‘ayudar’ a los argentinos. Sigan entonces los canallas y sus paniaguados de la
‘información’ tirando carne podrida y especulando sobre las tareas que cumplía
el submarino. Seguramente, rebelado contra la entrega, estaría apuntando al
enemigo, que pretende, y ya lo ha hecho, apropiarse de la tierra y el mar
argentinos, y también de su pueblo que, en la mente de algunos embobados, los
vé como ‘amigos y salvadores’.
Los 50
laburantes de mameluco azul que hicieron esa declaración bancando a los
‘héroes’ submarinistas sintetizan a todo un pueblo que no se rinde ante nadie
ni come vidrio. Y que a voz de cuello o en voz baja restalla en bronca y
esperanza
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