"Solamente caben dos posiciones en la historia, o se está a favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios"

 Si fuéramos capaces de unirnos, que hermoso y que cercano sería el futuro - Comandante Ernesto "Che" Guevara



 
 Mensaje a los argentinos, pronunciado el 25 de mayo de 1962 en un acto en La Habana con los argentinos que vivían allí. Fueron “Palabras pronunciadas en festividad con la comunidad argentina radicada en La Habana”, según figura en “Che Guevara, Ernesto: Obras. 1957-1967, Tomo II, Casa de las Américas, La Habana, 1970”.

 

En 1962 ya había caído el gobierno de Arturo Frondizi, luchaban los militares “azules” y “colorados”, y era más dura la dependencia respecto al imperialismo yanqui. Por eso el Che recomendaba la unidad antiimperialista:

“Todo es parte de una sola lucha y es verdad cuando el imperialismo lo llama con un denominador común para que aun cuando las ideologías cambien, aun cuando uno se reconozca comunista o socialista, peronista o cualquier otra ideología política en determinado país. Solamente caben dos posiciones en la historia, o se está a favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios (aplausos) y todos los que están en contra de los monopolios, a todos ellos se les puede aplicar un denominador común, en eso los norteamericanos tienen razón, todos los que luchamos por la liberación de nuestros pueblos luchamos al mismo tiempo, a veces aunque no lo sepamos, por el aniquilamiento del imperialismo y todos somos aliados aunque a veces tampoco lo sepamos, aunque a veces nuestras propias fuerzas las dividamos en querellas internas, a veces en discusiones estériles, dejamos de hacer el frente necesario para luchar contra el imperialismo, pero todos, todos los que luchamos honestamente par la liberación de nuestras respectivas patrias, somos enemigos directos del imperialismo”.

Esa concepción antiimperialista es clave en el Che y la revolución cubana. Es valioso que dijera esas cosas en relación a la Argentina. La línea divisoria es con o contra los monopolios, en particular extranjeros Los que están contra los monopolios deben unirse y luchar unidos.

Quería poner en contexto su discurso, buscando cuánto y qué tiene de positivo hoy para nuestra clase obrera y para nuestra clase media Argentina.

Una primera cosa que se destaca es el enfoque patriótico y a la vez internacionalista de sus palabras. Unía el 25 de mayo de 1810 y la campaña por la independencia de Chile y Perú, etc, con la revolución cubana. El Che era argentino y también cubano; enfocaba nuestra región, pero también en Argelia y Vietnam. Es un punto de vista correcto: patriotismo e internacionalismo. Una cosa sin la otra es un error. 





PERÓN DICE: LA RESOLUCIÓN DE 1946
Cuando en 1946 realicé, ante mi propia conciencia, el examen de la situación argentina, advertí que la voluntad de nuestro pueblo, depositada en mis manos en las elecciones del 24 de febrero, exigía decisiones trascendentales y extraordinarios sacrificios.
Alguna vez he recordado ya la resolución de aquel examen íntimo, rememorar mis conclusiones tienen palpitante actualidad y han de servirnos como referencia de todas las apreciaciones y realidades que hoy quiero exponer a mi pueblo.
Estos eran los seis puntos fundamentales de mis pensamientos y mi resolución de 1946.
1) Cuando se viven tiempos de desbordados imperialismos, los estados, como Hamlet, ven frente a sí el dilema de ser o no ser.
2) Por eso, la cuestión más importante para el gobernante de hoy es decidirse a enfrentar al exterior si quiere ser, o sacrificar lo interno, sí renuncia a ser.
3) Cuando defienda su independencia, haga respetar su soberanía y mantenga el grado de dignidad compatible con lo que debe ser una nación, deberá luchar duro con los déspotas y dominadores, soportando virilmente a sus golpes.
4) Cuando a todo ello renuncie, vivirá halagado por la falsa aureola que llega desde lejos, no enfrentará la lucha digna, pero tendrá que enfrentar la explotación de su pueblo y su dolor que golpearán implacablemente sobre su conciencia. Tendrá a menudo que recurrir al engaño para que lo tolere a su frente y renunciará a su independencia y soberanía juntamente con su dignidad.
5) Esta es la primera incógnita que debo despejar en el gobierno de mi país, delante mismo de mi pueblo.
6) Yo me decido por mi pueblo y por mi patria. ‘Estoy dispuesto a enfrentar la insidia, la calumnia y la difamación de adentro y sus agentes de afuera’.
Mi resolución fue definitiva. La empresa, por lo tanto, era difícil.
Pero en el fondo de mis pupilas había quedado grabado para siempre el espectáculo de las masas sudorosas y sufrientes que habían desfilado ante mi presencia en los años difíciles y duros de la Secretaría de Trabajo y Previsión; y resplandecían aún, con el contraste de sus luces y sus sombras la noche maravillosa del 17 de octubre, y en mis oídos resonaban las voces de los descamisados argentinos reclamando sus propios e inalienables derechos a La Justicia y a La Libertad. Con ese pueblo a mis espaldas, qué empresa, por difícil que sea, no vale cualquier sacrificio aunque se trate del supremo sacrificio de la vida.
El dilema de 1946 se ha cumplido en todos sus puntos inexorablemente. Pero también mi resolución se ha cumplido inexorablemente.
El gran objetivo de mis luchas ha sido siempre la felicidad de nuestro pueblo. Entiendo que la grandeza de las naciones es transitoria y efímera cuando no se construye sobre las bases de un pueblo digno, feliz y satisfecho. Acaso porque nosotros pensamos primero en la felicidad de nuestro pueblo y quizá por haber elegido, como primera meta de nuestros afanes, a los sectores más humildes de la nación, a quienes la vieja clase dirigente bautizó con el insulto glorioso de descamisados, Dios quiso que viésemos claro y hondo en el panorama de la humanidad contemporánea y que, sobrepasando el horizonte de las soluciones circunstanciales, apuntásemos a las altas y fundamentales soluciones que fueron integrando progresivamente la doctrina del justicialismo. Frente a nosotros se levantaba triunfante, por aquellos tiempos, el individualismo capitalista y el colectivismo comunista alargando la sombra de sus alas imperiales por  todos los caminos de la humanidad.
Ninguno de ellos había realizado ni podía realizar la felicidad del hombre.
Por un lado, el individualismo capitalista sometía a los hombres, a los pueblos y a las naciones a la voluntad omnipotente, fría y egoísta del dinero.

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